James Murdoch, heredero del imperio mediático de su padre, Rupert, se encontró ayer en primera línea en el escándalo de las escuchas ilegales tras ser acusado por sus ex subordinados de haber mentido a los diputados británicos ante los que compareció el martes, y que están decididos a pedirle cuentas.

El ex director del desaparecido dominical «News of the world» Colin Myler y Tom Crone, ex responsable legal de News International, cuestionaron la respuesta de Murdoch en torno a un correo electrónico en el que se sugirió que los pinchazos telefónicos eran generalizados.

Murdoch dijo que «no estaba al corriente» de que ese correo diera a entender que la práctica de las escuchas no era exclusiva de un único periodista en un caso que relacionado con Gordon Taylor, un directivo de la Federación de Fútbol. Sin embargo, Myler y el Crone afirmaron haberle informado de la existencia del correo electrónico que hacía referencia a esa cuestión y procedía de los abogados de Taylor, con quien News International llegó a un acuerdo extrajudicial después de que aquel demandara al dominical porque su teléfono había sido intervenido.

El primer ministro, David Cameron, muy criticado por sus vínculos con los Murdoch y sus negocios, señaló que el actual presidente de News International debe contestar «claramente» a las acusaciones de que mintió en su testimonio ante la comisión de medios de comunicación de la Cámara de los Comunes. El Partido Laborista, por su parte, pidió que se investigue si Murdoch mintió.

La comisión enviará los próximos días una carta a Murdoch, que ayer se ratificó en lo dicho, en la que le preguntará sobre la acusación de Myler y Crone.