La reunión para evitar el impago de EEUU concluye sin frutos tangibles
Resta poco más de una semana. Si demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo sobre el nivel de endeudamiento antes del 2 de agosto, Estados Unidos podría declararse temporalmente en suspensión de pagos. La Casa Blanca acogió ayer una reunión sin frutos tangibles.
GARA |
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, citó ayer en la Casa Blanca a los líderes demócratas y republicanos en el Congreso y el Senado para tratar de desbloquear la situación y alcanzar un acuerdo respecto al techo de endeudamiento.
El Congreso, con mayoría del Partido Republicano (Obama pertenece al Partido Demócrata), fijó un máximo de 14,29 billones de dólares. Según el Departamento del Tesoro, de no haber un acuerdo al alza antes del 2 de agosto el Gobierno se quedará sin fondos para hacer frente a todas sus obligaciones y debería declararse parcialmente en suspensión de pagos.
En la reunión, que duró unos 50 minutos, el presidente estaba flanqueado por el presidente del Congreso, el republicano John Boehner y el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid.
Enfrente se sentó el vicepresidente, Joe Biden, junto con la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
El llamamiento de Obama se produjo después de que el pasado viernes Boehner diera por rotas las conversaciones con el presidente por sus divergencias respecto a la presión fiscal. «El presidente ha sido enfático en cuanto a que los impuestos han de elevarse. Como ex pequeño empresario, sé que los impuestos destruyen puestos de trabajo», argumentó en un comunicado el presidente del Congreso.
Los republicanos abogan por realizar mayores ajustes en el gasto público, a lo que Obama replicó que «no es correcto pedirle a las familias de clase media que paguen más por la universidad antes de pedirle a las grandes corporaciones que paguen su justa cuota de los impuestos».
La reunión de ayer sirvió al menos para moderar el tono de los discursos, aunque no el fondo. Así, el republicano McConnell manifestó posteriormente que «ambos partidos quieren trabajar en una nueva ley que evitará el impago, pero siempre reduciendo sustancialmente los gastos de Washington».
Por su parte, la demócrata Pelosi anunció que ya se ha descartado han descartado «por completo» la posibilidad de incrementar el límite de deuda a corto plazo.
Tras al acuerdo de la eurozona para un segundo rescate a Grecia, el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, manifestó que esta nueva ayuda «será financiada por la Unión Europea y por el FMI». Sin embargo, en la declaración oficial escrita se pide al FMI «que continúe colaborando con el financiamiento».
El matiz es importante, porque Van Rompuy no tiene autoridad para hablar en nombre del Fondo Monetario Internacional y este organismo aún no se ha pronunciado al respecto. Su nueva directora general, la francesa Christine Lagarde, se despachó con la ambigua frase «el FMI seguirá jugando su papel», sin desvelar cuál va a ser exactamente.
El FMI participó en el primer rescate con 30.000 millones de euros, de los cuales ya ha abonado a Grecia 17.500. En primer lugar, el Gobierno heleno tendrá que pedir oficialmente una nueva ayuda, y posteriormente negociar las condiciones de la misma. Son veinticuatro los delegados del FMI, algunos representando a países de fuera de la zona euro tan poderosos como Estados Unidos. Interrogado al respecto por France Presse, el Departamento del Tesoro evitó pronunciarse hasta que llegue la petición griega. GARA