El 5 de agosto de 2010, los ojos de buena parte del mundo se posaban en la mina San José, próxima a la localidad chilena de Copiapó, al norte del país. Un derrumbe sepultó a 33 trabajadores, que fueron rescatados con vida a mediados de octubre tras intensas semanas de complicado trabajo e incertidumbre. Todo el operativo fue seguido minuto a minuto y los mineros se convirtieron en héroes.

Pero al parecer, los rimbombantes discursos oficialistas, preñados de buenas intenciones, no se han visto reflejados en el día a día del sector. Kilómetros al norte, en Antofagasta y a 3.100 metros de altitud sobre el nivel del mar, se encuentra otra mina que obedece al nombre de Escondida. El nombre no le hace justicia cuando se comprueba que es la mayor explotación de cobre a cielo abierto del mundo. La huelga de sus 2.375 trabajadores no atrae, lógicamente, tantas miradas como el rescate de San José.

La protesta arrancó el pasado 22 de julio. Comenzó como un paro de 24 horas, que posteriormente pasó a ser indefinido. Marcelo Tapia, uno de los representantes de la plantilla, explica que se extraen a diario unas 3.000 toneladas de cobre, lo que equivale a unos 30 millones de dólares (unos 21 millones de euros).

La principal fuente de conflicto es económica. Los trabajadores demandan un bono anual de unos 11.000 dólares (algo más de 7.700 euros), mientras que la empresa ha ofrecido 6.000 (4.200 euros). Unos rápidos cálculos permiten concluir que esa diferencia de 3.500 euros, multiplicada por los 2.375 trabajadores, hacen un total de 8.312.500 euros anuales. Algo más de un tercio que lo que la mina produce cada día.

Recorte en el bono mensual

Tapia precisa que su demanda trata de compensar la disminución del bono mensual de producción, que ha bajado de 650 a 195 dólares. La empresa argumenta que la merma se explica por el menor porcentaje de cobre encontrado en el material que se extrae de la mina, afirmación que el representante de la plantilla rebate señalando que el coste de producción es de 90 centavos de dólares por libra de cobre, y el precio internacional bordea los 4,4 dólares. Los trabajadores también reclaman protección social para quienes contrajeron enfermedades graves trabajando para la empresa, pero que al jubilar pierden su sistema de salud y deben acudir al público. Exigen además un reloj que controle las 12 horas diarias de trabajo pactadas con la empresa, ya que según Tapia es frecuente que trabajen 13 ó 14 horas y que además no se les pague ese sobretiempo. También piden el retiro de parte de las cámaras de vigilancia instaladas en lugares no laborales, violando el derecho a la intimidad.

Los propietarios de la firma Minera Escondida, que produce más de un millón de toneladas anuales de cobre, equivalentes al 6,8% del mineral rojo extraído a nivel mundial, señalaron que la paralización les ha obligado a declarar «fuerza mayor», un decreto que permitirá a la empresa dejar de cumplir sus contratos de venta. A su juicio, esta huelga es ilegal, al no ser parte de un proceso de negociación de contrato colectivo, por lo que la opción de despidos es legalmente válida. La plantilla, por su parte, presentó una denuncia en el Tribunal del Trabajo de Antofagasta por «prácticas antisindicales».

Según se recoge en Wikipedia, Minera Escondida tiene su propiedad distribuida de la siguiente forma: la anglo-australiana BHP Billiton es mayoritaria con el 57,5% de las acciones, Rio Tinto PLC -de origen británico- tiene el 30%, Jeco Corporation (consorcio japonés liderado por Mitsubishi Corporation) cuenta con el 10% y la Corporación Financiera Internacional, filial del Banco Mundial, el 2,5% restante. Según la empresa, la huelga supone una pérdida de más de 210 millones de dólares.

Hace cinco años ya se vivió una situación similar, con una huelga que se mantuvo durante 25 días, hasta que se alcanzó un acuerdo para la firma del convenio. Un lustro más tarde la historia se repite. Este sábado se han unido los trabajadores de Collahuasi, la tercera minería más grande del mundo. Aunque los trabajadores dijeron que su protesta no tiene que ver con la de Escondida, lo cierto es que comenzaron la huelga.