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Concluye el Pirineos Sur que, veinte años después, miró hacia dentro

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Los catalanes Ojos de Brujo se unieron anoche a la lista de «tribus ibéricas» que han tomado este año el festival Pirineos Sur, que ayer finalizó tras haber ofrecido conciertos de Russian Red, El Guincho y Katia Guerreiro entre otros y las aportaciones foráneas de Rubén Blades y Andrés Calamaro.

Con esta han sido veinte ediciones, veinte años de trabajo que convierten a este encuentro de músicas del mundo en el más longevo de este tipo en el Estado español y en uno de los más veteranos del país en términos generales.

Fue en 1992 cuando, mientras unos coreaban los nombres grabados en oro de los componentes del «Dream Team» de Magic Johnson y Michael Jordan en las Olimpiadas de Barcelona, otros hacían lo propio en el pantano de Lanuza con las letras de Ketama, Luz Casal o los sudafricanos Mahlathini & the Mahotella Queens.

Pasan los años

En estos años han cambiado decisivamente el acceso y servicios de las nuevas tecnologías. De la cobertura móvil cegada por los montes del Valle de Tena se ha pasado a transmitir crónicas por wi-fi, aunque en su espíritu, en sus músicas, esto sigue siendo lo de entonces.

También ha cambiado el panorama multicultural. En 1992, cuando la inmigración era un fenómeno incipiente y apenas se veían por Madrid o Barcelona (menos aún por Huesca) pieles de otro color y voces con otra musicalidad, el Pirineos Sur constituyó una importante y pionera ventana al mundo.

Artistas con mayúsculas han contribuido desde esa fecha a encumbrar este foro, gente procedente de todos los puntos cardinales del planeta como Manu Dibango, Ray Lema, Michael Nyman, Gilberto Gil, Cesaria Evora, Tito Puente, Youssou N'Dour, Carlinhos Brown, Cheikh Lô, Compay Segundo o Goran Bregovic.

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