No saben qué hacer con España, ni saben cómo manejar el Estado. Los dos grandes partidos derivan sin aguja de marear. No aciertan a distinguir ni el perfil del problema ni la salida del mismo. El desastre es indescriptible. Ahora el presidente del Congreso propone un gobierno conjunto con el PP y dice esta espectacular cosa: «A lo mejor no sería bueno para el PSOE ni para el PP, pero sería bueno para España y los españoles se lo merecen». En una frase tan corta está redefinida nada menos que la doctrina política del Movimiento Nacional: por una parte el Gobierno es declarado de nuevo como objeto de sí mismo; por otra, se aclara que existen los ciudadanos que, como súbditos, lo merecen todo. El alma del Sr. Bono está construida con los bloques pétreos del Alcázar de Toledo. Gobernar es, para él, conceder, otorgar. «Los españoles lo merecen todo...». Merecen que los socialistas sigan abanderando las ruinas que ha producido su Gobierno y que los «populares» compartan los beneficios de ese poder sin libertades.

El Sr. Bono quiere regresar al Estado único de Madrid. Ha dicho exactamente que ante las autonomías «hay que volver a la fórmula del sentido común». O sea, «populares» y socialistas han gobernado al margen de ese sentido a lo largo de casi cuarenta años; la cifra maldita. El Sr. Bono dice que ya no vale «el café para todos». Curiosa coincidencia: «Que les den café» era la frase que usaban los jerarcas franquistas para ordenar el fusilamiento de alguien. Y mientras tanto un vasco al que han trasfundido el suero imperial, el Sr. Jáuregui, ministro de Su Majestad, amenaza a Bildu. No le gustan los 300.000 terroristas.