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S&P castiga la «débil e improvisada» política fiscal de Estados Unidos

Tras una semana tempestuosa, parecía que el fin de semana podía dar un ligero respiro a la situación económica. Nada más lejos de la realidad. La agencia Standard & Poor's agitó el avispero al anunciar una rebaja de la calificación de la deuda estadounidense. Por vez primera en su historia, el país no logra la nota máxima. La incógnita es saber cómo se lo tomarán mañana los mercados de deuda y bursátiles.

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Imanol INTZIARTE |

La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's dio un nuevo giro de tuerca a la situación macroeconómica al rebajar de categoría la deuda a largo plazo de Estados Unidos. Por vez primera en la historia, la mayor potencia del planeta pierde el AAA+ y se queda en AA+. La decisión podría elevar los costos de endeudamiento del Gobierno, compañías y consumidores estadounidenses.

El máximo responsable de esta decisión, David Beers, explicó que se debe, en buena parte, al largo debate bipartidista en el Congreso de EEUU sobre el aumento del techo de deuda, que a su juicio ha puesto de relieve la «débil e improvisada política fiscal estadounidense».

«Nosotros nos tomamos muy en serio nuestras responsabilidades, y si al final de nuestros análisis el comité concluye que una calificación no está donde creemos que debería estar, es nuestro deber tomar esa decisión», explicó Beers a la agencia Reuters.

Beers añadió que un elemento que contribuyó a la decisión fue la revisión a la baja de la cifra del PIB de Estados Unidos. Los datos mostraron que la economía del país casi se estancó en la primera mitad del año. «La recesión fue más profunda de lo que todos pensaron hace un año y creemos que esto plantea la posibilidad de que la recuperación siga siendo débil», explicó.

Además, la agencia considera «negativa» su última revisión, lo cual adelanta que es posible otra rebaja en un plazo de entre 12 y 18 meses. La calificación de S&P contrasta con la de Moody's, que esta misma semana decidió mantener la categoría AAA+. A finales de mes volverá a pronunciarse Fitch, la tercera gran agencia internacional de calificación, que por el momento no ha retocado su nota.

La noticia causó, como es lógico, una cascada de reacciones, a la espera de lo que pueda suceder mañana en los mercados bursátiles y de deuda. De todas formas, tampoco se puede decir que haya pillado a nadie por sorpresa, si bien todo el mundo había cruzado los dedos para que la sospecha no se conviertiese en realidad.

Defensa y ataque

En Estados Unidos, un portavoz del Tesoro, en declaraciones recogidas por «The Wall Street Journal», arremetió contra Standard and Poor's, a la que acusó de realizar mal sus cálculos. «Un juicio errado por dos billones de dólares habla por sí mismo», apuntó.

Desde la Casa Blanca, el portavoz Jay Carney apeló a la unidad entre los dos partidos. «El presidente cree que es importante que los electos se unan para reforzar la economía y equilibrar la situación presupuestaria», dijo en un comunicado.

Ajenos a este llamamiento, los republicanos olieron la sangre y no perdieron el tiempo antes de hincar el diente a su presa. Para John Boehner, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, se trata de «la última consecuencia del gasto fuera de control que ha ocurrido en Washington durante décadas», crítica que en este caso incluiría también a gobiernos de su formación política.

El senador Jim DeMint llegó a pedir la dimisión del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, mientras que el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney manifestó que «el crédito estadounidense se acaba de convertir en la última víctima del historial fallido del presidente Obama en cuanto a liderazgo económico».

Moneda única global

Desde China, principal acreedor de Estados Unidos, la agencia oficial de noticias Xinhua criticó con dureza la «estrechez de miras» exhibida por los políticos de Washington. «China, el principal acreedor de la única superpotencia del mundo, tiene ahora todo el derecho del mundo a exigir que Estados Unidos corrija inmediatamente su problemas estructurales y garantice la seguridad de los activos en dólares de China».

Xinhua reclamó la introducción de «un sistema de supervisión internacional sobre el dólar estadounidense» y abogó por la creación de «una reserva monetaria nueva, global y estable» para «evitar que ningún país pueda, por sí solo, causar una catástrofe».

Desde Rusia -recordar que Putin acusó hace unos días a EEUU de «parasitar» la economía mundial- trataron de quitar hierro al asunto. El primer vicepresidente del Banco Central, Sergei Shvetsov, aseguró que «a corto plazo ésto no nos afectará. Las agencias de calificación han perdido durante los últimos 3 ó 4 años cualquier tipo de autoridad. Cualquier calificación es, de hecho, una especie de predicción que puede, o no, volverse real», añadió.

Londres y París

Londres aprovechó la coyuntura para sacar pecho por mantener la calificación AAA y justificar así las medidas de austeridad implementadas por el Gobierno de David Cameron. El ministro de Empresa, Vince Cable, recordó que cuando el Ejecutivo de coalición entre conservadores y liberaldemócratas llegó al poder la calificación de la deuda británica tenía una perspectiva negativa, pero que «gracias a las decisiones adoptadas para afrontar la deuda y apoyar una recuperación sostenible, esa calificación se ha reafirmado».

Desde la eurozona, el ministro francés de Economía, François Baroin, declaró su «total confianza en la solidez de la economía de Estados Unidos, en sus cimientos».

Al margen de las declaraciones públicas, los teléfonos continúan echando humo. Según trascendió, los titulares de Finanzas del G-7 -Estados Unidos, Estado francés, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña e Italia- mantienen el contacto para analizar el desarrollo de los acontecimientos, aunque todavía no se ha confirmado si llevarán a cabo una reunión de urgencia.

Declaraciones
Banca y patronal italiana piden a Berlusconi que acelere los recortes y las liberalizaciones

Los principales consorcios económicos de Italia, entre ellos la Asociación Bancaria Italiana (ABI) y la patronal Confindustria, instaron ayer al primer ministro Silvio Berlusconi a que no espere a la anunciada reforma de la Constitución -que contempla recoger como exigencia el equilibrio de las cuentas públicas- para comenzar con los recortes del gasto público y la liberalización o desregulación del sector empresarial. Mediante un comunicado conjunto, diez asociaciones de distintos sectores productivos del país señalaron que «no hay ningún motivo para esperar a una modificación del artículo 41 de la Constitución, en sí positiva, para proceder a las liberalizaciones y a las simplificaciones de la Administración pública que pueden reducir los impuestos sobre empresas y ciudadanos y dar más espacio a la libre actividad empresarial y al mercado».

Estas exigencias llegan después de que el viernes, tras una nueva sesión turbulenta en los mercados de deuda, Berlusconi compareciera ante los medios para anunciar la aceleración de algunas de las medidas de ajuste contenidas en su reciente plan de austeridad para el ahorro de 79.000 millones de euros.

Las declaraciones del primer ministro italiano recibieron el respaldo del comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea (UE), Olli Rehn: «Respaldo firmemente este anuncio y llamo a las autoridades para que las traduzcan rápidamente en medidas concretas», manifestó a la agencia Reuters. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, por su parte, celebra hoy una teleconferencia para analizar los últimos acontecimientos y estudiar la posible compra de bonos italianos.

Umberto Bossi, líder de la Liga Norte -una de las formaciones sobre las que se sustenta el Ejecutivo de Berlusconi-, aseguró que el BCE ha prometido comprar deuda italiana a cambio de que adelantaran a 2013 su objetivo de equilibrio presupuestario.

Bossi explicó que «todos tienen miedo de que los títulos de Estado se transformen en papel mojado, pero logrando el equilibrio de cuentas un año antes, el BCE nos ha garantizado que desde el lunes -por mañana- comprará los títulos de Estado; por lo tanto, para nosotros es una solución, una garantía». I.I.

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