El ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Walid al-Mualen, informó ayer de la celebración a finales de año de elecciones legislativas como primera medida de aplicación del programa de reformas anunciado por el presidente, Bashar al-Assad, el pasado mes de junio para tratar de satisfacer las exigencias de la población y poner fin a las revueltas que están siendo duramente reprimidas.

En una reunión con los embajadores acreditados en Damasco señaló que las autoridades están comprometidas con las reformas anunciadas por Al-Assad. Mantuvo que el Gobierno «insiste todavía en que el diálogo nacional es la vía para resolver la actual crisis», aunque, en su opinión, «la ausencia de ese diálogo debido a la negativa de la oposición no nos deja otra opción que seguir la senda reformista».

El jefe de la diplomacia siria, que dijo que las urnas actuarán «de árbitro», garantizó que las elecciones serán «libres y justas» y desembocarán en la constitución de una asamblea popular que «represente al pueblo sirio a través del pluralismo garantizado por la ley de partidos y ley electoral».

Al-Mualen subrayó que Siria centra sus esfuerzos en la seguridad, la estabilidad y en «detener los actos de vandalismo, llevando al país por el camino de la democracia y el progreso».

El balance de muertos durante las protestas del viernes fue elevado ayer a 24 personas.