Decía Francisco de Asís, Il Poverello, que él necesitaba para vivir muy poco y de ese poco necesitaba muy poco. Debido precisamente a su sencillez, a su amor a todas las criaturas del mundo y a su ejemplar frugalidad, se ha solido considerar a este curioso personaje como un ecologista avant la lettre. Mucho ha llovido desde entonces y más todavía desde el tiempo de los filósofos a los que se nombra en el título de esta muy interesante obra, y el desarrollo privilegiado, es decir el económico, ha desbordado por todos los costados la capacidad de los humanos para dominar las riendas de lo que han creado; quizá sean tiempos, como ya adelantase Günther Anders, de echar el freno si no se quiere avanzar hacia la destrucción de la tierra y de sus habitantes.

La ejemplaridad del libro del profesor palentino reside en sacar la filosofía de su jerga autoreferencial para ponerla en contacto con los problemas que preocupan, o deberían preocupar, realmente a los humanos. José Alberto Cuesta tiene la habilidad de hallar los puntos de semejanza que se dan entre la crisis helenística y la actual y tomando a una de las escuelas como guía, La secta del perro, señala los aspectos en los que tales doctrinas pueden resultar de franca utilidad para encarar el presente. Nos sitúa de manera impecable ante las andanzas/enseñanzas de los filósofos cínicos que no sólo impartían sus enseñanzas teóricas, sino que su propia forma de vivir era fiel espejo de su manera de pensar. Con su túnica y el inseparable báculo, perseguían el ideal del sabio y mostraban una continua irreverencia hacia los cánones del conformismo social, alzándose contra la «moneda en curso» y poniendo la verdad por delante que no es otra cosa que la parrésia. Lo anterior venía completado con un no enfrentarse con la naturaleza, sino al contrario, buscar una comunión con ella, que sin duda es la enseñanza esencial de cara al tema que ocupa al autor del libro. No se queda ahí el autor, sino que muestra la influencia del cinismo (quinismo según la expresión de Sloterdijk) a lo largo de la historia del pensamiento.

La segunda parte es un acercamiento a aspectos de la actualidad que se refieren a la naturaleza, la condonación de la deuda externa con la tasa Tolbin, los transgénicos, las monsergas de la tóxica sostenibilidad y muchos asuntos más. La obra no se convierte de todos modos en un seguimiento absoluto de las enseñanzas cínicas convirtiendo la obra en una mera hagiografía de los seguidores de Diógenes, sino que muestra también sus puntos débiles amén de su fortaleza.

Una lectura que complementa el libro que aquí comento es la publicada por su editorial hermana, El Viejo Topo, escrito por Denis Bayon, Fabrice Flipo y François Schneider, bajo el título de «Decrecimiento. 10 preguntas para comprenderlo y debatirlo». Ambos libros francamente recomendables de cara a «ubicarse en la Eco-bio-tecno-noos-fera».