Aunque su anuncio de pan sea una infamia televisiva pese a que se remarca que el dinero cobrado por Eduard Punset no va destinado a su cuenta corriente, lo cierto es que su programa «Redes» sigue siendo un regalo de la televisión pública estatal, o dicho de otro modo más ajustado a la realidad, se trata de una muestra de lo que debería ser una televisión pública entendida como algo que está al servicio del progreso, el conocimiento y por ello, entretiene formando, que es una de las ideas con las que a mediados del siglo pasado se crearon los entes públicos radiotelevisivos.

Soltado el rollo, vayamos a lo importante. Con los últimos celulares multiservicios, con esa marea de manzanas mordidas y todas sus aplicaciones, que me imagino tendrán su correspondencia en los androides que Google va a ir implementando y que otras marcas desarrollarán para poder competir, se están realizando programas de salud inalámbrica. Dicho así parece un anuncio de telefonía, pero lo visto en la última entrega del programa de Punset, nos dejó anonadados porque con todas las salvedades que se quieran poner, nos pareció estar ante un gran paso para al menos una parte de la humanidad que puede usar este tipo de tecnologías.

Un doctor que explicaba estos asuntos a Punset, con un iphone en la mano, se conectó con los aparatos de una habitación de su hospital y recogió datos directos de las constantes vitales de un paciente. Tal cual. Pero lo que nos contaba es que con unas aplicaciones muy sencillas, ese misma terminal puede ir mandando a un hospital, nuestro médico o una centro de datos, nuestras pulsaciones, la tensión arterial o la diabetes. Se puede utilizar como prevención, pero también como forma de estudio para saber cuándo y por qué sube la tensión, o se dispara la glucosa y otros pormenores. A Punset le miró in situ con un pequeño aparato su corazón.

Fantástico, lo mismo que la genómica que a partir de nuestro mapa genético sabe lo que podremos desarrollar en el futuro y atacarlo preventivamente. Hablaba de medicina personalizada para huir de medicaciones universales, vacunas y otros atrasos. Y de paso me hizo amar más mi celular.