La Policía británica endurecerá sus tácticas y podría imponer toques de queda para evitar disturbios como los de la pasada semana en Gran Bretaña, cuyos responsables serán obligados a limpiar los destrozos causados.

A juicio de Londres, la Policía necesita nuevos poderes para endurecer su respuesta ante los altercados callejeros, siempre «dentro de la ley y con sentido común». Además, contempla «un sistema de pago para los alborotadores» que obligará a dar la cara ante las víctimas y reparar lo destruido.

Entre las nuevas medidas estaría la posibilidad de que la Policía imponga toques de queda en zonas específicas y a menores, cuando hoy la ley lo limita a individuos de más de 16 años, y que puedan dispersar a concentrados durante los desórdenes.