Goebbels contra Garitano, o la prueba de que todo va a valer contra Bildu
Pese a acumular más de 25 años de ejercicio profesional diario en las arenas movedizas de la política vasca, el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, es el primer sorprendido por la campaña de- satada a partir de la distorsión de una respuesta suya en Catalunya Nord. ¿Cómo acaba en escándalo político algo que ni siquiera fue noticia? La pista la dio un tal Joseph Goebbels.
Ramón SOLA
El estupor de Garitano sólo es equiparable al de los responsables de la Universitat Catalana d'Estiu, una iniciativa tan enraizada -suma 43 ediciones tras haber nacido al calor del Mayo de 1968- como plural -las sesiones de este año las ha clausurado el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol-. La invitación cursada al diputado general de Gipuzkoa tenía como objetivo presentar qué es y qué piensa Bildu, después de su arrolladora irrupción el 22-M. Y es lo que hizo Garitano, deteniéndose en el valor de la suma de fuerzas y el compromiso con todos los derechos plasmado en el Acuerdo de Gernika. Respondió a algunas preguntas del público y fue despedido con aplausos.
La principal noticia del acto para las agencias desplazadas a Prada fue en realidad una intervención del público. Josep Guia, representante de la formación independentista catalana PSAN, incluida a su vez en Solitaritat Catalana per la Independència (SI), indicó que «es muy importante que ETA haya declarado la tregua permanente y verificable, pero también es muy importante que no se disuelva», lo que vinculó al riesgo de que el PP llegue a La Moncloa y bloquee las perspectivas de solución al conflicto.
La charla se celebró el viernes. El sábado, la mayor parte de quienes dieron continuidad informativa al acto de Prada se centraron en las matizaciones de Guia y el desmarque de SI. En Euskal Herria, entrevistada por Radio Euskadi, la portavoz de Lakua, Idoia Mendia, sí citó la intervención de Garitano, en tono más positivo que negativo: «No le habíamos oído una condena tan clara como la que hizo ayer con respecto a unas víctimas de ETA, aunque no entiendo por qué se para ahí y hace esa distinción», añadió. Al parecer, la portavoz de Lakua no había reparado en que la alusión a Catalunya, y en concreto al atentado de Hipercor, no fue introducida por su cuenta por el diputado general en la respuesta, sino que procedía de la pregunta del público.
La cosa no dio más de sí ese sábado, pero alguna bombilla se debió encender en los entornos del PSOE, que llevaban todo el verano intentando enredar a Bildu en la cuestión de las víctimas de ETA. Y con dos días de retraso, la campaña se lanzó a todo trapo, sobre una base absolutamente falsa: que Garitano había dicho que los atentados de ETA en Catalunya eran un error (y, en consecuencia, que el resto no lo era). De donde no había noticia siquiera salió un escándalo.
Rojo despista hasta al PSE
La veda la abrió el domingo ``El País'' con una pieza titulada ``La izquierda abertzale, preocupada por la `actitud prepotente' de Garitano'', que no se sostenía en el contenido posterior, pero que sí arrojaba muchas luces sobre los objetivos de la ofensiva: volver a poner en duda la credibilidad de Bildu, presionarle para que adopte determinados discursos e intentar sembrar contradicciones internas recreando la eterna maniobra de señalar «duros» y «blandos». Una jugada en la que todo apunta a que Garitano, como máximo cargo institucional de Bildu, ha sido elegido como malvado oficial.
El olor a chamusquina crecía horas después: en pleno domingo de agosto, el presidente del Senado, Javier Rojo, dejaba la tumbona para improvisar unas declaraciones también a ``El País'' en las que amenazaba a Garitano: «O cambia de comportamiento o animará a que se proceda a una moción de censura». Su publicación el lunes echó definitivamente leña a la caldera de la ofensiva, cuando ya habían pasado tres días de la charla de Prada. Y la sequía informativa abrió camino a la locomotora. Un confidencial apuntaba luego que «en el PSE se quedaron con la boca abierta cuando leyeron a Rojo», y más aún cuando «la estrategia del partido ahora `no va precisamente por ahí'».
Nueve días después, la campaña ha cedido, pero en las hemerotecas quedan ríos de tinta sobre una falsedad. ¿Y cómo empezó todo? En realidad, con Joseph Goebbels, el jefe de propaganda nazi que sentó aquel principio de que «una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad».
El diputado general de Gipuzkoa intentará centrarse en la gestión de la institución ante un curso difícil por cuestiones obvias como la situación presupuestaria. Pero esta semana pasada ha recibido varias peticiones de entrevista que se centraban en la falsa polémica de los atentados de ETA en Catalunya. Y el PNV ya ha reclamado que acuda a las Juntas Generales para explicar lo ocurrido en Prada, lo que pone a Garitano ante una situación ciertamente surrealista. Y es que ¿se puede desmentir, o tan siquiera aclarar, lo que en realidad nunca se ha dicho?
El dilema, en realidad, debería afectar a quienes han impulsado esta ofensiva o se han sumado a ella. Así, se da la circunstancia rocambolesca de que algunos de los medios que han reclamado explicaciones a Garitano operan sobre unas declaraciones que no son las reales. Sólo una minoría las han reproducido textuales e íntegras; por citar algunos, Radio Euskadi, La Sexta y GARA. R.S.