La nota dada a conocer tras la reunión celebrada la tarde de ayer en las oficinas de Tabakalera no podía ser más clara: «El consejo de Administración ha acordado continuar con la reforma de la vieja fábrica de tabacos y con el proyecto cultural que en el futuro albergará el edificio (...). Al mismo tiempo, los miembros del Consejo seguirán trabajando para hacer sostenible en las circunstancias de crisis económica actual tanto la intervención en el edificio como el desarrollo del proyecto cultural. Por esto mismo, se ha pospuesto la toma de decisión sobre la Dirección General». Tras las dudas y críticas expresadas por los partidos de la oposición, principalmente municipal, sobre la continuidad del maltratado proyecto por la llegada de Bildu a las máximas instituciones guipuzcoanas, conocer los acuerdos alcanzados ayer resultaba clave para vislumbrar el futuro del que será el Centro Internacional de Cultura Contemporánea.

En este órgano están representados el Ayuntamiento donostiarra, la Diputación de Gipuzkoa y el departamento vasco de Cultura, con dos miembros de cada uno. Entre sus componentes están el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre; el diputado general, Martin Garitano, quien también lo preside, y la diputada de Cultura, Ikerne Badiola. La de ayer era su segunda reunión, después de que el pasado 13 de julio acordasen darse un tiempo para que los nuevos miembros pudieran conocer «en profundidad» el proyecto. Un plazo que, curiosamente, era interpretado en algunos círculos como un parón, pese a que las obras continuasen al ritmo marcado.

Sintonía entre instituciones

En los últimos días responsables de estas instituciones han hablado de la «sintonía» existente en el consejo y, pocas horas antes de su celebración, la consejera de Cultura, Blanca Urgell, lo corroboraba y aseguraba en una entrevista radiofónica que «puedo decir que el proyecto no está en peligro». Urgell iba un poco más allá cuando se le preguntaba sobre cómo le gustaría que fuese Tabakalera. «Es un edificio muy grande. Lo primero es saber de qué lo llenaremos. Me gustaría que fuese un edificio vivo y que se convirtiera en un centro de creación para Donostia, Gipuzkoa, Euskadi y el resto del mundo».

El proyecto de fábrica de creación visual ha sufrido muchos bandazos y retrasos desde que diera sus primeros pasos. El punto de inflexión lo marcó en abril de 2010 el entonces alcalde donostiarra, Odón Elorza, quien en vísperas de que empezaran las obras de demolición pidió por sorpresa un parón del proyecto para «redimensionarlo». Con la dimisión de su director, Joxean Muñoz, sobre la mesa, el consejo negoció una rebaja económica de cinco millones sobre la inversión prevista y cambios en el diseño tanto del edificio como del proyecto en sí... que trajeron, a su vez, tiranteces sobre cuestiones como si Tabakalera albergaría la estación del TAV de Donostia.