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Fusión de BBK, Vital y Kutxa

El acuerdo entre Bildu y las cajas da pie a un banco público con obra social

El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, confirmaron el acuerdo de Bildu con las tres cajas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa sobre el proyecto de integración que culminará con la creación de Kutxa Bank y aseguraron que lo negociado bloquea el riesgo de privatización y garantiza la obra social.

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Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

Blindaje ante una posible privatización, mantenimiento de la Obra Social y respeto a la decisión de la plantilla respecto al marco de la negociación laboral. Son las tres condiciones propuestas por Bildu -y aceptadas por las direcciones de las cajas-, para dar su visto bueno a la fusión de BBK, Caja Vital y Kutxa para formar un banco que funcionará bajo el nombre comercial de Kutxa Bank.

Ambas partes oficializaron públicamente un acuerdo que ya fue adelantado por GARA en su edición de ayer. Las cajas lo hicieron a través de un escueto comunicado en el que no se ofrecían más concrecciones, a la espera de su aprobación definitiva por los respectivos consejos de administración.

Bildu, por su parte, trasladó la noticia a la opinión pública mediante una comparecencia del diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, máximos representantes institucionales de la coalición de izquierdas y abertzale y, al mismo tiempo, cabezas visibles de las dos entidades fundadoras de Kutxa, la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de la capital.

Garitano recordó que, a juicio de Bildu, la bancarización «no es el modelo más adecuado». Partiendo de esa base, explicó que el acuerdo alcanzado «mantiene la filosofía y la esencia de las cajas», algo que no dudó en calificar de «positivo de la ciudadanía» de los tres herrialdes.

El diputado general de Gipuzkoa subrayó que para su formación «era primordial cerrar las puertas a la privatización». En este sentido, cabe recordar que la «voluntad» inicial de las tres cajas era conservar el 100% de las acciones de Kutxa Bank, pero sin que se descartase sacar al mercado hasta el 49% de las mismas, conservando «siempre» en su poder al menos el 51%. A falta de conocer la letra pequeña del acuerdo, esta opción quedaría en principio descartada, permaneciendo las cajas íntegramente bajo control público.

Garitano insistió en que las instituciones guipuzcoanas «hicieron importantes aportaciones para crear Kutxa», por lo que sus actuales rectores no podían «aceptar que el patrimonio de la ciudadanía guipuzcoana pase a manos privadas». Así, subrayó que con este acuerdo se mantiene «el control público y social de la nueva entidad».

Respecto a la Obra Social, que Kutxa Bank no garantizaba hasta ahora más allá de sus tres primeros años de vida, el pacto suscrito contempla su mantenimiento «sin límite de tiempo» y además pone negro sobre blanco que se destinará a la misma el 30% de los beneficios del nuevo banco. «Es muy importante para la sociedad, ya que acarreará el mantenimiento de muchos proyectos que creemos interesantes».

El tercer punto en discordia era el marco de negociación de las relaciones laborales. Las cajas, según venían criticando los sindicatos abertzales, defendían el marco del Estado español, mientras que ELA y LAB abogaban por un marco vasco y reclamaban un referéndum al respecto entre la plantilla con carácter vinculante.

Finalmente, la nueva entidad «se compromete a aceptar la decisión de los trabajadores sobre el ámbito de la negociación, es decir, si optan por un marco vasco de relaciones laborales Kutxa Bank lo aceptará», explicó Garitano.

Por todo ello, el diputado general de Gipuzkoa aseguró que en la coalición están «muy satisfechos» por el acuerdo y subrayó que «gracias a la capacidad demostrada por Bildu» para negociar la nueva entidad que va a surgir es «mucho mejor que la planteada inicialmente» y «responderá de manera más adecuada a las necesidades de la ciudadanía».

A vueltas con las calculadoras

Cuantitativamente, este acuerdo no es decisivo para la aprobación de la fusión, ya que las asambleas de las cajas aún no se han adecuado a los resultados electorales del pasado 22 de mayo y Bildu, o sus integrantes, cuentan con poca presencia.

En BBK y Caja Vital el «sí» ya estaba asegurado de antemano con el apoyo de PNV, PSE y PP. En Kutxa faltaban nueve votos para asegurar el respaldo a la fusión, y todas las miradas estaban puestas en los diez representantes de CCOO.

De entre los socios de Bildu, EA cuenta con tres votos y Alternatiba con otros tres, si bien dos de ellos están en manos de compromisarios que abandonaron esta formación antes de conformarse la coalición y que ya anunciaron que votarían a favor. El tercero es de la ex concejal donostiarra Duñike Agirrezabalaga, distanciada actualmente de su partido y que hasta ahora no ha desvelado el sentido de su voto. Así que a lo sumo, Bildu como tal sólo aportaría un máximo de cuatro votos más.

No obstante, a nadie se le escapa que este acuerdo podría incidir en el voto de LAB e incluso en el de ELA (uno por cada sindicato) y sobre todo en los veinte de la plataforma Banatuz, doce representando a clientes y ocho a municipios gobernados por la izquierda abertzale durante la pasada legislatura.

Además, cualitativamente los dirigentes de las cajas ganan en legitimidad -sobre todo en Kutxa, donde la composición de la actual asamblea está muy lejos de la realidad social y política- y obtienen el respaldo de una formación que gobierna en la gran mayoría de los municipios de Gipuzkoa, en su Diputación, y que cuenta con una nutrida representación en Bizkaia y Araba.

Preguntado concretamente por los votos de LAB y Banatuz, Garitano subrayó que él no puede hablar en nombre de otros colectivos, si bien, cuando se le insistió sobre si habían intercambiado opiniones con Banatuz, añadió que el proceso negociador ha sido «discreto pero no secreto», dando a entender que la plataforma ha estado al corriente de lo acontecido.

A su juicio, con este acuerdo Kutxa Bank será «una entidad con espíritu de caja de ahorros y más fuerte que las anteriores. Nunca es tarde si la dicha es buena», sentenció.

asambleas

Las dos primeras asambleas para ratificar o rechazar la fusión se celebrarán este próximo viernes. Serán las de BBK y Caja Vital, y en ambas el «sí» a la bancarización está asegurado. Una semana después, el 23 de setiembre, será el turno de Kutxa.

Banatuz y LAB aguardan a conocer la letra pequeña, ELA se muestra crítico

La plataforma de clientes Banatuz cuenta con doce de los cien consejeros en la asamblea de Kutxa. Si se integra en ella a los ocho representantes de municipios gupuzcoanos gobernados la pasada legislatura por la izquierda abertzale la suma asciende a veinte, con lo que tras el acuerdo entre Bildu y la dirección de las cajas todas las miradas convergieron hacia ella.

Josean Urkiola, uno de los rostros más conocidos de este colectivo, prefirió mostrarse cauto sobre su postura hasta que se conozca la letra pequeña del acuerdo, más teniendo en cuenta que no se trata de un grupo homogéneo. Urkiola recordó que Banatuz se negaba a apoyar la fusión mientras no se produjese «un cambio en el proyecto».

«Y como parece que va a cambiar, hasta que no se conozca cómo cambia, no podemos valorarlo», añadió. Asimismo, subrayó que Banatuz incluye a «diferentes sectores, y cada uno tiene su versión», por lo que «será Bildu el que tenga que explicar a qué acuerdo ha llegado», y en función de eso la plataforma decidirá en el transcurso de una reunión para la que todavía no se ha establecido fecha.

Desde que se anunció el proyecto de fusión, Banatuz se ha opuesto a la bancarización porque ello suponía, a su juicio, «dejar que las cajas queden en manos de entes privados y políticos», y ha defendido la importancia de la Obra Social, cuestión que «le diferencia de un banco».

Desde LAB también se optó por la prudencia y no se remitió ningún comunicado oficial. No obstante, fuentes sindicales citadas por la agencia Europa Press manifestaron que se hallan «a la espera» de conocer los términos en los que se ha producido el acuerdo antes de presentar su valoración.

En línea con lo presentado como el núcleo del pacto suscrito entre Bildu y las direcciones de las cajas, el sindicato rechaza una posible privatización, defiende el mantenimiento de la Obra Social y reclama que se respete el marco vasco de relaciones laborales.

Quien sí se mostró contundente fue el secretario general de ELA, Txiki Muñoz, para quien este acuerdo demuestra «la tremenda opacidad con la que se hacen las cosas. La participación necesaria e imprescindible en esta crisis democrática que padecemos no se tiene que concretar en cómo se pone un banco en un parque».

Eso respecto a las formas. En cuanto al fondo del pacto, Muñoz insistió en que las cajas optan por el ámbito estatal de negociación colectiva, «un ámbito muy rentable para las empresas, porque empobrecen las condiciones de trabajo», mientras que su central defiende el ámbito vasco. «Hasta ahora nos han contestado que no. Es paradójico que en el mismo momento en que se va por el ámbito estatal, se produzca un acuerdo con Bildu», criticó pese a que la coalición sostiene que el acuerdo contempla el respeto a lo que decida la plantilla.

El secretario general de ELA reiteró su postura contraria a la bancarización y consideró que «hay más opciones que las que se dan como definitivas», argumentando que este tipo de fusiones benefician a los grandes bancos como el BBVA y el Santander. GARA

dos tercios

Para salir adelante, la fusión necesita el respaldo de dos tercios de los compromisarios (67). En Kutxa están confirmados 58 votos favorables: la suma de los del PNV (24), PSE (18), Hamaikabat (13), PP (1) y 2 ex consejeros de Alternatiba.

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