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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Lección de manipulación

Ayer Catalunya seguía en el candelero mediático derechoso, tanto por la Diada, celebrada el domingo, como por lo que llaman polémica en torno a la inmersión lingüística, es decir, la sentencia de un tribunal español que impide la política lingüística que los catalanes necesitan y desean aplicar.

A Cefas, en «La Razón», se le ocurría que «la permanente referencia del nacionalismo catalán para justificar su política lingüística» es ni más ni menos que Franco. Exacto, uno de los mayores enemigos del catalán junto con Cefas y «La Razón». Pero más divertido resultó el homenaje que «El Mundo» dedicaba a George Orwell con motivo del comienzo del curso en Catalunya. Un cartel expuesto en las escuelas catalanas que rezaba «Per un país de tots, l'escola en català» le recordaba al equipo de Pedrojota «las metáforas del escritor George Orwell sobre la manipulación del lenguaje en los totalitarismos». La comparación, traída por los pelos (por el hecho de que George Orwell estuvo en Catalunya en la guerra del 36) en este caso, resulta sumamente adecuada al tratamiento de la información que hace «El Mundo» desde la primera línea del asunto: «El curso arrancó ayer en Cataluña salpicado por la polémica de la inmersión lingüística que arrincona al español». Si alguien piensa que esta afirmación es una manipulación, o simplemente una opinión, desengáñese, pues se trata de un dato objetivo, como todos los que «El Mundo» ofrece en sus informaciones. Pues nada, si arrincona al español, no se hable más, se prohíbe esa política lingüística y se terminó la polémica.

En comentario editorial nos lo explican más claramente: «El mismísimo Orwell, el autor de Homenaje a Cataluña, tendría un excelente material con este eslogan para ilustrar sus tesis sobre el neolenguaje en el que las palabras sirven para ocultar o manipuar la realidad hasta expresar lo contrario de lo que describen». La realidad, según «El Mundo», es que las lenguas arrinconadas, incluso en peligro de extinción, arrinconan a las que cuentan con grandes estados. No cuela, ni esa «realidad» ni que los maestros de la información de «El Mundo» hayan aprendido gran cosa del neolenguaje al servicio del poder descrito por Orwell. No les hacía falta.

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