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EH Jaietan | Altsasu

Altsasu envía un cohete a acabar con las ilegalizaciones bajo una nube de globos

La alcaldesa, Garazi Urrestarazu, cedió el honor de prender la mecha del chupinazo de las fiestas de Altsasu a dos jóvenes del pueblo, Gorka Angiano y Gorka Unamuno, para denunciar que sus derechos están limitados y no pueden «trabajar en libertad» por su pueblo.

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Aritz INTXUSTA |

Después de más de media hora enhebrando globos para hacer volar una pancarta gigante, el cohete que da comienzo a las fiestas de Altsasu salió disparado desde el balcón consistorial. La alcaldesa Garazi Urrestarazu, de Bildu, fue parca en palabras: «Aupa altsasuarras. Gora Altsasu. Ondo pasa jaietan». Urrestarazu, que se estrena en la Alcaldía, cedió el honor de prender la mecha a Gorka Unamuno y Gorka Angiano, otros dos jóvenes de la localidad a quienes se les ha arrebatado «el derecho a trabajar en libertad por su pueblo». Esta decisión se sustenta en el deseo expresado por el Ayuntamiento de «superar todas las ilegalizaciones».

Justo debajo del balcón, en la plaza, se apiñaban los niños y, más al fondo, en un semicírculo que cortaba la carretera, los jóvenes que se negaban a mojarse con champán y los más mayores. En el centro de todo, estaba la pancarta queriéndose elevar empujada por un centenar de globos de color blanco, verde y rojo. Sin embargo, la tela no fue desenrrollada hasta pasado un buen rato.

Dirigía el acto desde abajo el acordeonista Enrike Zelaia. «Yo aquí tengo el guión, no sabe nadie lo que vamos a hacer. Sólo yo», explicaba Zelaia. Al final, el mítico acordeonista no dejó que la pancarta se abriera hasta que no sonara el himno de Altsasu, que fue cantado por un coro, mientras -como no podía ser de otra forma- un joven marcaba el paso golpeando con dos palos unos enormes cencerros.

La pancarta, con el escudo del pueblo en el centro, lanzaba un «Gora» a las fiestas de Altsasu, con leyenda que explicaba que éstas son unas fiestas del pueblo y para el pueblo en euskara y castellano. A la sombra de la tela, que siempre amenazaba con enredarse en las farolas y los cables de alta tensión que cruzan la plaza, los txikis bailaron dantzas y, luego, la txaranga Jaiak se llevó a los mozos a dar una ronda por el pueblo, siempre detrás de la pancarta de las cuatro peñas.

Además de la ronda, los kilikis zumbaron con las vejigas a los más pequeños, mientras que los gigantes del pueblo esperaban su turno, con el enorme momoxorro a la cabeza, para salir a la calle a bailar.

La solidaridad con los presos políticos se pudo notar en las banderolas que aparecieron en alguna de las ventanas del ayuntamiento, pero sobre todo en las camisetas blancas de decenas de personas que esperaban al arranque festivo tomándose una cerveza en la plaza.

Por otra parte, la alcaldesa (de 24 años) hablaba de sus nervios al lanzar el cohete, pero también por el maratón que se avecina. «No voy a tener tiempo de dormir en estas fiestas. La alarma del reloj me la tendré que poner por la noche, para no liarme», confesaba.

programas

En fiestas de Altsasu convive el programa oficial del Ayuntamiento con los actos paralelos que se organizan desde la Federación de Peñas y el gaztetxe.

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