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Barcina recuerda a Jiménez que UPN no ha cambiado de ideas desde 1982

La presidenta navarra, Yolanda Barcina, se aferra a la ideología que ha defendido siempre su partido para negar que su pacto con el PP para el 20-N suponga un golpe de timón que pueda poner en riesgo al Gobierno de coalición UPN-PSN. De esta forma, Barcina resta importancia a las críticas de Roberto Jiménez, quien le ha acusado de haber desatado una «crisis de gobierno», además de desautorizarle diciendo que ella sólo tiene tiempo para velar por la economía.

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Aritz INTXUSTA |

La presidenta de Nafarroa, Yolanda Barcina, salió ayer al quite de las acusaciones lanzadas por el PSN marcando distancias con Roberto Jiménez. Para Barcina, la alianza entre PP y UPN es de lo más natural y sigue la línea de lo que su partido ha hecho siempre. Con el matiz de que ahora las dos siglas van separadas, la presidenta explicó que su planteamiento para las elecciones del 20 de noviembre es «similar a lo que viene haciendo UPN desde 1982», es decir, «ir coaligados los partidos de centroderecha para votar al candidato de centroderecha al Gobierno de España».

Con las declaraciones públicas de ayer, Barcina trató de quitar hierro a las acusaciones lanzadas por su segundo en el gobierno. Jiménez apareció el lunes después de la Ejecutiva de su partido con un discurso duro. Apenas unos meses después de fraguar el acuerdo de gobierno, el líder del PSN comenzó a hablar de «crisis» en el gabinete, calificando la situación de «extremadamente delicada». Ambos tendrán que verse las caras hoy en la reunión semanal del Consejo de Gobierno.

Jiménez, que además de líder del PSN es vicepresidente del Ejecutivo navarro, llegó a acusar a la presidenta de haber roto la confianza existente entre ambas formaciones. Sin embargo, Barcina no ve razón alguna para el enfado de su socio de gobierno. Según explicó, el juego a dos bandas que ha iniciado UPN firmando acuerdos con PSOE y PP no tiene por qué generar ninguna consecuencia para la gobernabilidad de Nafarroa, ya que versan sobre asuntos distintos y no se solapan de ningún modo.

En una larga entrevista en la emisora Onda Cero, Barcina aseguró que «el voto en Madrid no tiene nada que ver con el pacto» suscrito entre UPN y la sucursal del PSOE en Nafarroa. La presidenta no ocultó que, mientras al PP le une un ideario -que ella denomina de «centroderecha»- con el PSN lo que existe es un «entendimiento razonable».

Además, insiste en que la necesidad de poner freno al empuje de Bildu es un motivo con el suficiente peso como para que el acuerdo de gobierno esté bien apuntalado. «Navarra es una tierra compleja, diversa. Tenemos a Bildu y Nafarroa Bai, con Aralar, y ya nos habían anunciado que Bildu y Aralar» irían juntos, comentó. Según Barcina, la alianza de ambas sensibilidades abertzales tiene un potencial lo suficientemente grande como para que la derecha no pueda permitirse el lujo de acudir por separado al 20-N. «Esta división del voto de centroderecha podía hacer que los nacionalistas de Bildu fueran primera fuerza en Navarra», destacó.

Por otro lado, la entrevista también sirvió para que la líder de UPN desautorizara a su vicepresidente en el Gobierno. Acusó a Jiménez de emplear el término «crisis de gobierno» con demasiada ligereza, ya que el único «problema» que ve ella es la necesidad de lidiar con la crisis económica. «Tenemos un grave problema que es el de gobernar una comunidad cuando los ingresos no llegan lo suficiente y hay que cumplir el objetivo del déficit», puntualizó. E intentó zanjar el debate suscitado por las declaraciones de Jiménez adelantando que ella no tiene tiempo para entrar en esos asuntos, porque los de UPN están «muy ocupados en gestionar de verdad esta grave situación económica».

Intervención de Rubalcaba

La preocupación por el malestar expresado por Roberto Jiménez ha llegado hasta Ferraz. Hace una semana, al conocerse el intento de acuerdo entre UPN y PP, el ministro José Blanco vino a Nafarroa para respaldar la coalición. Después de que Jiménez hablara de «crisis», ayer otro peso pesado ha decidido tomar cartas en el asunto. Se trata del nuevo líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se comprometió a respetar cualquier decisión que tome la Ejecutiva del PSN. Pero el candidato a la Presidencia del Gobierno español lanzó un claro mensaje de advertencia a Jiménez, recordándole que no le quedan demasiadas salidas: «Cuando uno entra en un gobierno se lo tiene que pensar muy bien y saber a lo que entra, y si tiene que irse también tiene que pensarlo muy bien».

A fin de cuentas, aunque el mapa político navarro haya sufrido serias convulsiones después de las últimas elecciones, el juego de mayorías parece seguir estancado. El PSN se ha convertido ya en un partido bisagra, capaz de decantar la balanza del lado de la derecha -tal y como lo ha hecho tanto en esta legislatura como en la anterior- o de inclinarla hacia el lado izquierdo y, ahí, siempre va a encontrarse con las fuerzas abertzales progresistas.

En consecuencia, Rubalcaba dio un aviso velado a Jiménez para que mantenga su actual matrimonio de conveniencia, argumentando que se debe ser «muy respetuoso con la estabilidad de los gobiernos» y también que «piense sobre todo en los ciudadanos». Pese a todo, Rubalcaba trató de echar un capote al líder del PSN, ya que su aviso parece que no ha conseguido turbar a Barcina. Por ello, el ex ministro de Interior emplazó a la líder de UPN a que dé unas explicaciones más consistentes que las que ha dado hasta ahora: «No me parece el ejercicio más congruente pactar con el PSOE en el Gobierno de Navarra y con el PP en el de Madrid».

A la espera de lo que pueda aclararse hoy en la rueda de prensa institucional que tendrá lugar después de que Barcina y Jiménez vuelvan a verse las caras tras este cruce de acusaciones, parece que las exigencias de Rubalcaba no van a arrancar un acto de contrición por parte de Barcina.

Reforzada y sin rival

La presidenta de UPN acaba de verse reforzada tras el resultado de la votación en la última reunión de la Ejecutiva de su partido. La rebelión del ex presidente, Miguel Sanz, ha acabado por convertirse en papel mojado. Sanz trató de forzar un pulso con la nueva líder de UPN para dinamitar el regreso al pacto con el PP que él mismo se encargó de romper a cambio de la estabilidad en la Diputación que le aseguraba el PSN. Sanz empezó fuerte, postulándose como el candidato para defender los intereses de UPN en Madrid, pero pronto tuvo que dar marcha atrás al darse cuenta de que no goza con suficiente apoyo.

La consolidación del liderazgo de Barcina se produjo este mismo lunes. El pacto con el PP que la presidenta anunció por sorpresa en Cadreita, en el inicio del curso político de UPN, obtuvo el apoyo de 18 miembros de la Ejecutiva y sólo 2 de los pesos pesados del partido se pronunciaron en contra. Sabiéndose derrotado, Sanz prefirió no estar presente en esa votación. Cabe remarcar que posiblemente haya citas, como la del Comité Regional de este viernes, donde el cierre de filas en torno a Barcina no sea tan firme como en la Ejecutiva. Pero mientras tanto el acuerdo electoral con el PP va viento en popa.

El contenido íntegro del pacto todavía no ha sido desvelado, aunque la fusión completa se ha descartado por ambas partes. Barcina ha exigido que sus representantes deben tener una voz propia en Madrid, lo que significaría que tendrán que incluirse dentro del Grupo Mixto. Por su parte, el PP no quiere unirse por completo para no tener que volver a armar un partido desde cero en Nafarroa.

La moción de UPN divide a PSOE y PP
Tras consensuar una enmienda al texto presentado por el diputado navarro Carlos Salvador, PSOE, PP y UPN aprobaron ayer, en el pleno del Congreso, una moción en la que se insta al Gobierno a «continuar velando» por que ninguna conducta de los cargos institucionales de Bildu sea contraria a la Constitución y al ordenamiento jurídico españoles. La enmienda rebajó el tono de la propuesta inicial de UPN, que también pedía «evitar» que «todas aquellas posibles plataformas políticas vinculadas con Batasuna/ETA puedan participar» en próximas citas electorales. PNV, NaBai, ERC, IU-ICV y BNG votaron en contra, mientras que CiU y CC se abstuvieron.

Lo paradójico es que durante el debate de la moción consensuada, PSOE y PP subrayaron sus diferencias dialécticas. El diputado del PSOE Pedro José Muñoz recordó que que la legalización de Bildu fue una decisión de los tribunales y comentó que «estamos en el punto más cercano del final de la violencia y nos lo debemos a todos». En cambio, por el PP, Alfonso Alonso mantuvo que Bildu «es el brazo político de ETA-Batasuna, según el Tribunal Supremo». GARA

Barcina, más líder

La presidenta navarra afronta la situación con un gran respaldo de la Ejecutiva de su partido. Ha superado su pulso con Miguel Sanz y sólo dos integrantes de la dirección se posicionaron en contra del pacto con el PP.

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El candidato del PSOE a la Presidencia española, Alfredo Pérez-Rubalcaba, tomó cartas en el asunto para advertir a Jiménez de que se lo piense bien antes de romper el acuerdo de gobierno suscrito con UPN.

No tiene tiempo

Barcina desautorizó al «número dos» de su Ejecutivo al comentar que no tiene tiempo para hablar de «crisis de gobierno», porque el único «problema grave» que ve en Nafarroa es el de gestionar la actual crisis económica.

«Tienen miedo a una gran coalición que defienda los derechos de Nafarroa»

La apuesta electoral para el próximo 20-N que aglutinará a la izquierda abertzale, Aralar, EA y Alternatiba es la razón que ha provocado el rápido entendimiento entre las derechas navarra y española, a juicio de Txelui Moreno, que compareció ayer en Iruñea, acompañado por Patxiku Irisarri, para valorar los últimos movimientos políticos. «De ahí viene el miedo de UPN y el PP a una gran coalición que defiende los derechos y la capacidad de decisión tanto de Nafarroa como del conjunto de Euskal Herria», destacó el portavoz de la izquierda abertzale, que insistió en su apuesta por una lista «lo más unitaria posible».

Puntualizó que esta apuesta electoral no aspira a representar únicamente al espacio de los cuatro partidos que la forman, sino a «una mayoría que quiere que sus derechos sean reconocidos», lo que evidencia su «gran potencialidad».

«No entendemos las trabas en clave personalista. Es momento de jugar a grande», insistió Moreno en relación a la negativa del PNV (y de sus socios de Zabaltzen en Nafarroa Bai) a compartir una candidatura unitaria a las Cortes españolas en un momento en el que «el Estado tiene pendiente un nuevo modelo territorial».

Destacó el «esfuerzo» desarrollado por los cuatro integrantes de la candidatura para llegar a un preacuerdo, especialmente debido a que Aralar tenía pendiente la Asamblea en la que ratificó este pacto. Con las bases encarriladas, ahora queda pendiente la confección de las listas e incluso dar un nombre a esta apuesta. «Bildu es una coalición de tres partidos y en este caso hay otro partido, Aralar, que ha dicho que sí a la propuesta de coalición, y lo más honrado es que esa coalición tenga un nombre diferente», explicó Moreno, que auguró que los tribunales españoles no vetarán la lista abertzale. «La propia legalización de Bildu ya fue un paso en positivo -recordó-, que obedecía a la demanda mayoritaria de la sociedad de que Bildu tenía que ser legal. En este caso, tampoco creo que vaya a haber ningún problema en el sentido de legalización».

No obstante, recordó que Sortu sigue sin ser legal y que todavía hay 40.000 personas en Euskal Herria que no pueden concurrir a los comicios por estar vetadas. Alberto PRADILLA

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