La ultraderecha ha sido la gran perdedora de las elecciones locales celebradas el lunes en Noruega, en las que finalmente los sangrientos atentados del 22 de julio en Utøya y Oslo tuvieron escasa influencia, según los politólogos.

Formación antiinmigración de la que fue miembro el autor de las matanzas, Anders Behring Breivik, el Partido del Progreso (FrP) perdió 6 puntos con respecto a las anteriores municipales, en 2007, y logró un 11,4% según los resultados casi definitivos.

Por contra, conservadores y laboristas son los grandes vencedores de estas elecciones, marcadas por una escasa participación, lejos de la movilización masiva a la que los responsables políticos llamaron tras los atentados. La participación llegó al 62,6%, apenas superior a hace cuatro años. Algunos vieron en esa cifra un indicio de que la democracia noruega no se dejó influir, ni en un sentido u otro, por la matanza de Utøya.

Para muchos, estas elecciones municipales y regionales tenían valor de prueba después de la matanza que tuvo como objetivo a los laboristas.

Según los politólogos, la bajada del FrP, que comenzó antes de la matanza, no está relacionada directamente a los vínculos que tuvo Breivik con dicho partido. A comienzos de año, el FrP quedó conmocionado por un escándalo sexual que la dirección afrontó torpemente y después, durante la campaña electoral, que se desarrolló en circunstancias particulares debido al duelo por la matanza, debió moderar su discurso contra la inmigración. Comparado con las legislativas de 2009, el apoyo al FrP se vio reducido a la mitad.

El gran vencedor fue el Partido Conservador (28%), que aumentó 8,7 puntos y podría mantener el control de la mayoría de las grandes ciudades, incluida Oslo.

Principal blanco de los atentados, el Partido Laborista (31,6%) logró un aumento de 1,9 puntos, un alza modesta pero que desmiente la derrota que vaticinaban los sondeos antes de los ataques.