Según admitió ayer Nacho Vigalondo, estaba tan cansado que no sentía ni los nervios. (sentado en una mesa del María Cristina, sus pies no paraban de moverse). No acudió al pase de prensa porque tenía otros trabajos, pero aunque pudiera no se atrevería. «El pase de prensa es un riesgo; no es un público real, es extraño, puede caer en gracia, puede que no... Prefiero esperar a esta noche y ver la película con el público real».

Cuando le felicitamos por su trabajo y le comentamos que nos había encantado, que habíamos aplaudido con fuerza y que las risas entre los espectadores eran tan fuertes que algunas frases ni se escuchaban, reconoció que le hubiese gustado espiarnos. «Siento una sensación muy extraña, ya que estando tan dentro del proceso de la película es muy difícil tomar perspectiva. Entonces, lo sé por la experiencia de otros filmes, tendrá que pasar un tiempo para relajarme del todo y disfrutar. Por mucho que os guste la película, sé que esta noche veré algo y diré: ¡Ay, que pena! Podría haber sido un poco más. El único juez en el que realmente uno cree debe ser el tiempo».

Para el cineasta nacido en Cabezón de la Sal, el objetivo de la película es que en la hora y media que dura el espectador esté dentro del filme y sus minutos desaparezcan, ya sea a través del horror, el romance, la comedia... «Luego, si tiene símbolos o mensajes, eso dejo que vaya surgiendo por sí mismo y que lo descubráis si hay algo. Pero yo creo que la función elemental y primaria es que lo paséis bien».

En esta historia aparece el símbolo del extraterrestre y la sensación de que en algún momento todos nos podemos sentir fuera de lugar, como seres de otro mundo. De hecho, qué más fuera de lugar que despertarse de repente en una cama de un piso extraño y sin recordar nada, como les pasa a los protagonistas. Vigalondo también se ha sentido extraterrestre en algún momento de la vida: «Enajenado, alienado, inadecuado. Eso nos lo hemos comido todos. No exactamente las circunstancias que viven los protagonistas de la película, pero sí cosas similares. No me tires tanto de la lengua...», decía entre risas.

Alienígenas románticos

El origen de este proyecto son dos géneros aparentemente incompatibles como las invasiones alienígenas y el arrebato romántico. «Para mí ésa es la génesis. A partir de ahí fui juntando piezas, ideas. Hace tiempo que quería hacer historias en un marco de invasiones extraterrestres; siempre quería hacer historias en la que de repente alguien se despierta en un piso que no es el suyo... Ella quiere que se vaya, pero él quiere quedarse. Y empieza a suceder algo más grande que ellos... Y supongo que siempre he querido contar historias en la que las mentiras se van acumulando de esta manera tan perversa hasta desembocar en un final así».

En esta película destaca también el trabajo de los actores: Julián Villagrán, Michelle Jenner, Raúl Cimas, Carlos Areces y Miguel Noguera. «Están increíbles. Ha sido una delicia trabajar con ellos», reconoció el director. «Me gustaría decir que ha sido un trabajo por mi parte muy complejo y a la vez ha sido fácil. Ha sido fácil sincronizar el tono de todos ellos, y que no estuviese uno muy gracioso y otro serio, o que unos escondiesen el romance y otros la comedia». El rodaje fue «la ejecución de un plan y una cosa deliciosa».

Nos contó que tiene dos guiones terminados para una película en inglés, y que está pensando también en su siguiente filme pequeño.