Está claro que los errores existen, que forman parte de la misma existencia y de la práctica de cualquier actividad humana, pero los que llevamos ya demasiados años mirando al electrodoméstico esencial sabemos que existen, fallos, faltas, confusiones, errores lógicos y errores calculados. Estos últimos son los errores de ideología, de empresa, de tendencia. Errores indemostrables, pero que al catalogarlos de esta manera se les intenta borrar cualquier posibilidad de debate o de denuncia.

Es en campaña electoral cuando estos supuestos errores se reproducen con una asiduidad sospechosa. Además, es ahora cuando existen más ojos y oídos revisando cualquier noticia, programa o anuncio para intentar montar un escándalo, hacerse las víctimas, desgatar al contrario. Sucede en casi todas las cadenas, de las maneras más directas o sibilinas que después se intentan solucionar con una nota de algún responsable del escalafón medio, pidiendo un perdón cínico.

El último error calculado ha sucedido en La Sexta, en sus informativos, concretamente en el que presenta Helena Resino, y ha sido incidiendo en una consigna global de la caverna televisiva española: descalificar constantemente a ETA de todas las maneras y formas, tratando de romper la actual situación política. Hay barra libre para decir lo que les dé la gana ya sea de la Izquierda Abertzale a la que siempre le ponen por delante el «autodenominada», o en las detenciones propagandísticas del Ministerio de Interior se pasan fotografías y se les condena públicamente sin ninguna presunción de ningún tipo. Es la costumbre de los autodenominados demócratas de toda la vida, y les pagan por eso, para intoxicar y desinformar.

Lo sucedido el otro día colocando un sello de ETA manipulado, que en vez de Euskadi eta Askatasuna, ponía «banda de asesinos», ilustraba, nada menos, que una noticia sobre asuntos de presos y algunos pasos dados para solucionar heridas del conflicto. Ese sello es una editorial de cadena, una alineación evidente, no un error. Y las justificaciones posteriores de Helena Resino, alucinantes. La falta de rigor y el todo vale electoral les está pudriendo. Allá ellas.