CRíTICA CINE
«Larry Crowne, nunca es tarde» No hay mal que por bien no venga
Mikel INSAUSTI
El fracaso en los EE.UU. del segundo largometraje como realizador de Tom Hanks se debe a su emparejamiento estelar con Julia Roberts, juntando así dos rostros que el público actual considera venidos a menos en cuanto a su fama. Creo, sinceramente, que si el protagónico Larry Crowne se llega a enamorar de alguna de las actrices jóvenes del reparto, por ejemplo de la racialmente atractiva Gugu Mbatha-Raw, y no de su madura profesora, la película seguiría siendo igual de floja pero habría obtenido unos mejores resultados en taquilla. Al señor Hanks el revés económico no parece importarle y se toma la película como un capricho personal, advertido de que ningún gran estudio quiso invertir en ella en vista de su nula comercialidad. Pues si a los norteamericanos no les ha gustado, ya me dirán lo que les va a parecer al resto de los habitantes del planeta, obligados a tragarse el enésimo discurso sobre el relanzamiento del sueño americano con motivo de la crisis económica, y es que en los EE.UU. sueltan el virus y luego venden al mundo la vacuna.
El tal Larry Crowne es despedido de la cadena de supermercados en la que trabaja después de media vida dedicada a la empresa, pero, como buen yanqui, no pierde el tiempo deprimiéndose en casa o manifestándose por las calles, sino que ve en ello una segunda oportunidad. Dispuesto a reinventarse a si mismo, vende su coche y se compra un scooter para pagar la matricula en la Universidad, donde hace nuevas amistades. Su cambio es tal que termina conociendo el amor que antes se le había resistido, con lo que lo que podía haber sido una comedia social se transforma en una convencional comedia romántica. Justo es reconocer que Tom Hanks sólo pretende llevar a cabo una película agradable, y que no engaña a nadie, pero lo hace a costa de un trasfondo coyuntural que pasa por alto. El conjunto del reparto es igual de decadente, con una irreconocible Pam Grier que luce una imagen de ama de casa completamente retirada del mundo del espectáculo.
