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El Nobel «deshiela» a Tomas Tranströmer, un gran y desconocido poeta sueco

Traducida a sesenta idiomas, merecedora de distinciones importantes como el premio Bonnier, sin embargo la obra del poeta sueco, traductor y psicólogo sueco Tomas Tranströmer era, hasta ahora, escasamente conocida fuera de ciertos círculos «exquisitos». El premio Nobel de Literatura, que le fue concedido ayer a sus 80 años, permitirá que este «poeta de poetas», que ha influído en autores como el irlandés Samus Heaney, llegue a un público más amplio.

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GARA | ESTOCOLMO-MADRID

El Nobel de Literatura 2011 distinguió ayer al poeta sueco Tomas Tranströmer, autor de una poesía austera y concreta que ofrece «imágenes densas y diáfanas», además de una «nueva vía de acceso a lo real», según la Academia Sueca. Su elección no fue una sorpresa, ya que su nombre aparecía siempre en las quinielas al premio desde hacía años. Tranströmer y el sirio Adonis eran de hecho los dos poetas que sonaban con más fuerza en Estocolmo para el caso de que la Academia Sueca decidiera, como así hizo, volver a distinguir al género lírico, algo que no hacía desde que en 1996 ganó la polaca Wislawa Szymborska.

Nacido el 15 de abril de 1931 en Estocolmo, Tomas Tranströmer fue criado por su madre, después de que su padre los abandonara cuando era pequeño. Se graduó en la universidad de su ciudad, donde cursó estudios de Literatura, Psicología e Historia de las Religiones, y debutó en 1954 con «17 dikter» (17 poemas), un libro que lo situó como una de las voces con más proyección de su época. Diego Moreno, el editor de NórdicasLibros, que ha publicado en castellano dos antologías que reúnen el 95 por ciento de la obra del premio Nobel, apuntaba ayer que «Tranströmer tiene un compromiso con la vida y una forma de militar en ella, que se ve en su mirada sobre la cotidianeidad, en su intento de dar relieve a los actos más nimios de la vida».

Recuerdos y piano

«Deshielo a mediodía», que acaba de salir a la calle, encierra lo último de obra, con una serie además de haikus escritos en 2004 que nunca habían sido publicados fuera de Suecia. Son poemas en los que la naturaleza es una constante junto con la música, otra de las pasiones de este poeta del frío, que sufrió en 1990 un ictus que le tiene paralizada la parte derecha del cuerpo y que le privó del habla. También su profesión de psicólogo -trabajó durante años en la prisión de Roxtuna, en Linköping, en la rehabilitación de jóvenes delincuentes- envuelve la mirada poética de este escritor y su forma de estar en el mundo.

El ictus dejó a medio hacer su libro «Minnena ser mig» (Los recuerdos me ven), que acabó tres años más tarde con la ayuda de su esposa Mónica, fundamental también para poder escribir dos poemarios más: «Sorgengondolen» (La Góndola fúnebre, 1996) y «Den stora gåtan» (El gran acertijo, 2004).

Desde entonces no ha publicado nada más y ha preferido dedicarse a escuchar música, otra de sus pasiones, dando en la práctica por terminada una obra poética que, según su colega y amigo Lars Gustafsson, trata «sobre el momento en que la niebla se disipa, cuando por un breve momento se rompe la cotidianeidad». Desde que fue introducido en EEUU por Robert Bly en la década de 1960, su fama internacional ha ido creciendo y ahora está traducido a más de sesenta idiomas, lo que le convierte en «uno de los poetas más grandes del mundo», según el secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund.

Tranströmer toca el piano con la mano izquierda. De hecho, la música es fundamental para comprender su obra. «Toco Hayden después de un día negro/y siento un sencillo calor en las manos. Las teclas quieren/Golpean suaves martillos/El tono es verde, vivaz y calmo/El tono dice que hay libertad/y que alguien no paga impuestos al César/meto las manos en mis bolsillos Hayden y finjo ser alguien que ve tranquilamente el mundo...», escribe el poeta en «Allegro», un poema perteneciente a «Deshielo a mediodía».

Maestro de la metáfora, Tranströmer es un hombre «caluroso, un músico enamorado de la naturaleza que, a partir de lo pequeño, llega a lo universal», declaró a AFP su único traductor al francés y amigo Jacques Outin. «Tomas Tranströmer es el poeta contemporáneo más traducido del mundo, famoso en el mundo de la poesía, donde es un modelo, pero que, sin embargo, en Francia es un desconocido. El ruso Joseph Brosky, Nobel 1987, que le admira, admitió que le había copiado varias metáforas».

CURIOSIDADES

La elección fue precedida por la filtración del nombre del ganador -subió repentinamente en las apuestas- y por el anuncio por la televisión serbia RTS del Nobel a Dobrica Cosic, escritor y defesor del nacionalismo serbio. Fue engañada por un sitio web.

MÚSICA Y SILENCIO

Cuando le llamaron para darle la noticia, «se escuchaba música». Tranströmer toca el piano con la mano izquierda desde que un ictus le dejó medio paralizado en 1990. La hemiplejía dejó al escritor «sin palabras, pero no sin el lenguaje», según el poeta y novelista Carlos Pardo.

A la búsqueda del nobel

A pesar de que es un poeta casi desconocido, excepto para algunos afortunados, en los estantes de las grandes superficies estatales (como FNAC, El Corte Inglés y La Casa del Libro) reposan las traducciones al castellano, a cargo de Roberto Mascaró, de las dos últimas antologías del premio Nobel: «El cielo a medio hacer», que recoge gran parte de sus creaciones poéticas y su autobiografía, y «Deshielo al mediodía», editadas ambas por el sello NórdicaLibros.

Otra opción para hacerse con uno de los libros del sucesor en la lista de Mario Vargas Llosa es visitar cualquier plataforma digital, como Amazon o Iberlibro, ya que disponen de un catálogo más amplio, sobre todo en francés e inglés. En estas páginas se pueden adquirir, a un precio similar al de las principales tiendas, libros de Tranströmer como «Góndola fúnebre», «Baltiques: Oeuvres complètes 1954-2004» o una recopilación de sus mejores poemas. GARA

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