Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Verano indiano
Y es que el monte no deja ser como un escenario de teatro al que podemos encontrar decorado de muy diversas maneras
Resulta muy difícil comprender las motivaciones de un corredor de montaña al iniciar un Ultra Trail (el Ultra Trail del Mont Blanc, más concretamente) a las once y media de la noche, lloviendo a mares, con cerca de doscientos kilómetros y diez mil metros de desnivel por delante…, habiendo finiquitado, eso sí, una incómoda alerta naranja por riesgo de tormenta. Evidentemente, no todos estamos preparados para afrontar una situación así.
Para el resto, hay ocasiones en que un descenso brusco de temperaturas o un calor fuera de lugar son suficientes para ponernos a temblar. Ni siquiera importa la estación del año. Hay quienes han tenido que enfrentarse a fríos inusitados este verano y quienes han llegado a pasar un extraordinario calor en el mismísimo mes de octubre. Y es que el monte no deja de ser como un escenario de teatro al que podemos encontrar decorado de muy diversas maneras.
Una decoración que cambia según la latitud en la que la montaña se encuentre, según la altitud a la que subamos o según cómo le quede de cerca el mar. Dicho de otro modo, según sea su clima, es decir, sus condiciones «habituales». Una decoración que también cambia con la «meteo», cuya característica más importante en altura es la posibilidad de que se produzcan cambios fuertes y repentinos de tiempo.
Ahora que, según las previsiones, va a romperse el veranillo de las últimas semanas, al que los franceses llaman «verano indiano», no está de más recordar que moverse por la montaña con seguridad requiere estar bien informado de las previsiones y, sobre todo, hacer una buena interpretación de las mismas. De nada sirve buscar las que más nos convienen, si no van a contribuir a mejorar nuestra protección.
Una seguridad que puede aumentar, y mucho, si atendemos a las alertas (lo que requiere que seamos capaces de comprender la complejidad de la situación meteorológica), si no olvidamos la rapidez con que nos pueden sorprender los cambios meteorológicos en el monte, si contamos siempre con un equipamiento mínimo y si no llevamos nuestras fuerzas físicas al límite en previsión de cualquier eventualidad.