Euskal Memoria analiza a fondo el intento de «solución final» franquista en Euskal herria
A Euskal Herria le llega la hora de un cambio de ciclo sin que se haya escrito aún la verdadera historia del franquismo que lo ha condicionado todo. «Llevamos diez años hablando de fosas, casi de arqueología, y se nos escapa que aquello dio lugar a un régimen fascista que ha penetrado hasta el fondo de nosotros», lamenta Iñaki Egaña, presidente de Euskal Memoria y autor de un libro que aspira a llenar ese hueco en la mentalidad colectiva del país.
Ramón SOLA
El subtítulo en euskara de ``El franquismo en Euskal Herria'', la obra que la fundación Euskal Memoria está ultimando y que presentará en la feria de Durango, parece remitir a la situación política actual, caracterizada por los avances hacia una resolución del conflicto. Sin embargo, ese «Behin betiko konponbidea» alude en realidad justo a lo contrario: la «solución final» que el franquismo intentó imponer. Han pasado 75 años desde su inicio y, en el momento en que se aproxima un cambio de ciclo, Euskal Memoria busca cubrir ese vacío con un trabajo profundo y novedoso.
Egaña justificó su necesidad con varias anécdotas personales. Ayer, antes de acudir a la rueda de prensa, se pasó por la biblioteca más completa de la ciudad y en el buscador apenas encontró quince referencias a «franquismo» y «Euskadi», incluidos artículos de revistas. Sin embargo, aquel régimen y su prolongación («la transición fue un cuento chino», recordó) lo empapan todo: «Ayer cené en un bar de la calle Reyes Católicos que fue incautado por el franquismo, y anteayer me compré una camiseta en una tienda que ocupa un local con el que ocurrió lo mismo», detalló el historiador. Añadió que, sin salir siquiera de Donostia, muy poca gente sabe que todo el actual complejo de Anoeta también fue fruto de una operación franquista o que el Sagrado Corazón que corona el monte Urgull fue un proyecto del mismo autor del Valle de los Caídos.
El presidente de Euskal Memoria lamentó que «nos hemos pasado diez años hablando casi en exclusiva de fosas, de arqueología incluso, de Ley de Memoria Histórica, de un juez despechado...», y que con ello se corre el riesgo de perder perspectiva. De olvidar que las matanzas de 1936 abrieron paso a un régimen fascista que no fue producto de una sola persona, sino de «una pléyade, como el nazismo», y que además «ha penetrado hasta el fondo de nosotros».
«Sorprendentemente, esa historia está sin hacer. ¿Y por qué? -se preguntó Egaña-. Porque el franquismo es exilio, es cárcel, es religión única, es corrupción, son niños robados, hambre, muerte... y muchos de esos epígrafes están abiertos aún».
El libro que se dará a conocer pronto constituye «un estudio completo», con datos exhaustivos pero también análisis e interpretación. Tendrá luego una segunda parte detallada pueblo a pueblo, para lo que Euskal Memoria anima a un auzolan como el que ya sirvió para ``Gernikako seme-alabak'', su primer trabajo publicado hace un año y que documentaba la represión estatal en los últimos cincuenta años.
Vencedores y vencidos
También desde Euskal Memoria, Arantxa Erasun hiló este estudio sobre el franquismo con un debate que está en primera plana política actualmente. Recordó que dirigentes como Patxi López hablan a diario de construir «un relato único» sobre «quién ha producido sufrimiento y quién ha sido víctima, quién es el vencedor y quién es el vencido». Afirmó que «no sabemos si eso será posible», pero reivindicó que, en cualquier caso, antes que nada haría falta empezar por escuchar todas las voces, reconocer todos los nombres y admitir todas las realidades. «La memoria es la vacuna contra el olvido», subrayó Erasun.
En este punto, Iñaki Egaña evocó el famoso discurso de José María de Areilza, entonces alcalde de Bilbo, y su conocido «¡Vaya que si ha habido vencedores y vencidos!», un mensaje oficial que fue preludio del «relato único» sobre el franquismo.
Un último detalle ofrecido en la rueda de prensa refleja el alcance de ese expolio a la verdad de los hechos. Egaña narró que tenía gran interés en acceder al archivo del Gobierno Civil de Gipuzkoa sobre 1968, año clave por muertes como las de Txabi Etxebarrieta, primer militante de ETA fallecido, y el guardia civil José Pardines, primera víctima de la organización. Recibió el permiso para ello con cierta sorpresa, según admitió, pero al revisarlo se encontró con que «lo único que quedaba era información sobre unas obras en el Gobierno Civil y sobre visitas de personajes a Gipuzkoa, poco más».
Otro obstáculo es la existencia de una norma que impide acceder a muchos expedientes oficiales hasta que pasen 50 años. Es lo que evita que se conozcan todavía, por ejemplo, los archivos correspondientes al proceso de Burgos de 1970.
casi tendrá este estudio exhaustivo del franquismo en Euskal Herria. Y unas 1.500 imágenes. Abarcará incluso su impacto en los herrialdes del norte.
Egaña esbozó algunos hallazgos de su investigación de varios años. Por ejemplo, la violación y muerte de la niña María Luisa Yerro en 1946, que el historiador ya citó en un artículo publicado en GARA sobre los 75 años de la masacre franquista el pasado 11 de setiembre. También hay datos nuevos sobre el final de Jesús Galíndez, el delegado del Gobierno Vasco cuya pista se perdió en Nueva York y que «ahora dejará de ser nuestro desaparecido más ilustre para pasar a ser una víctima más de aquella época». Se revelará también el organigrama de la estructura franquista y habrá un capítulo sobre los vascos franquistas más destacados. R.S.