Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Cocina de actor
Los de la publicidad se las saben todas. Cuando se tiene un producto de calidad no hace falta ponerse serio para recomendarlo, así que es mejor optar por algo divertido. Las campañas en televisión de Angulas Aguinaga siempre me han parecido auténticas comedias de situación en pequeño formato, pero con la contratación de Antonio Resines ya se han superado. ¿Quién no se ha reído con el anuncio de la Gula del Norte y sus correspondientes tomas falsas?
El paquete completo contiene una lección interpretativa, porque Resines improvisa de manera ingeniosa y creativa sobre un texto que, a buen seguro, nunca fue tan humorístico en manos de los guionistas. Es la simple demostración de la esencia del oficio de actor, cómo alguien capaz de dar sentido a cualquier mínima línea de diálogo, incluso si lo que se está comunicando tiene una finalidad puramente comercial.
No sé si Antonio Resines cocina alguna vez en su casa, pero, como buen cómico, es capaz de hacerse pasar por un dicharachero cocinero de la tele, sin necesidad de imitar a Karlos Arguiñano. Su estilo propio lo exhibe en el nuevo programa «Cocina de actor», todo un acierto y ejemplo de profesionalidad.
Los platos que le toca elaborar los saca adelante con la ayuda de nuestros cocineros, teniendo como invitados a los de La Espiga (Donostia), Iribar (Getaria) o Belaustegi Baserria (Elgoibar). Además, nunca le falta un pinche no menos gracioso que él, como su amigo y colega Jorge Sanz.
Se cumplen veinte años ya del providencial invento de la gula, que reemplazó a la extinta angula, y esa historia épica merece ser llevada al cine.