«Nader y Simin, una separación» dio el Oso de Oro al cine universal de Asghar Farhadi
M. I. | DONOSTIA
Por fin el cine iraní ha encontrado un autor personal, capaz de traspasar las barreras culturales del país y convertirse en un digno continuador de la obra del maestro Abbas Kiarostami.
A Asghar Farhadi su universalidad ya le valió el Oso de Plata en la Berlinale con su anterior «A propósito de Elly», comparada en su estilo de la incomunicación con las películas de Antonioni.
Una vez consagrado con «Nader y Simin, una separación», ganadora del Oso de Oro en la Berlinale de este año, hay quien quiere ver en su última realización la huella de grandes clásicos como Fritz Lang o Jean Renoir. Pero también la dirección interpretativa fue reconocida en la última edición del festival berlinés como algo fuera de lo común, puesto que el Jurado optó por conceder el premio al Mejor Actor y a la Mejor Actriz a todo el reparto principal, en una decisión sin precedentes. Tal es el realismo que consiguen en sus caracterizaciones unos y otras, sin caer nunca en los estereotipos culturales. La complejidad de los personajes evita cualquier maniqueísmo en favor de la hondura de un intenso drama.