«Las razones del corazón» llevan a Arturo Ripstein por la calle de la amargura
M. I. | DONOSTIA
Hay autores a los que les cuesta reconocer que su cine está ya muy visto, y que son incapaces de sorprender con algo nuevo. A pesar de que a Arturo Ripstein le quedan valedores, alguno de ellos con bastante peso específico dentro de la crítica escrita en castellano, lo cierto es que en general su última realización ha sido recibida como una trasnochada y muy teatral adaptación de la novela de Gustave Flaubert «Madame Bovary».
El supuesto aposionamiento y el exceso melodramático dan lugar a diálogos demasiado estridentes, como lo han sido igualmente sus polémicas declaraciones y posterior rectificación pública.
Ha sido la peor defensa que podía haber hecho de su película, por cuanto con tanta contradicción deja constancia de la desorientación que sufre, sin saber muy bien cuál es su posición en el cine actual. Creo que necesita un replanteamiento a fondo si quiere seguir evolucionando creativamente más de lo demostrado con la película.