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Una guía enseña a prevenir los efectos nocivos de los humos de la soldadura

«Los malos humos de la soldadura» fue el título de una jornada que CCOO de Euskadi organizó para prevenir a los soldadores del peligro real para la salud que tiene esa profesión. Humos metálicos derivados del berilio, cadmio, cromo o plomo son «muy tóxicos para las personas».

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Juanjo BASTERRA | BILBO

CCOO de Euskadi organizó una jornada para concienciar a los trabajadores de «los malos humos de la soldadura». En el encuentro participó Jesús María Rojas, técnico de prevención de riesgos laborales de Osalan, que presentó un manual e invitó a utilizarlo para conseguir que los trabajadores conozcan de cerca «el peligro que entraña para la salud».

En el encuentro también participaron Kepa González, responsable de Salud Laboral de la Federación de Industria de CCOO, y Jesús Uzkudun, responsable de la central sindical en materia de Salud Laboral. Éste fue el que reclamó una guía práctica para los trabajadores, pero indicó que la verdadera prevención «no la realiza la empresa, sino que la presión la debemos practicar nosotros».

Jesús María Rojas, que se jubiló precisamente el mismo día que ofreció la charla, destacó que «falta formación e información entre los soldadores del peligro del humo que se desprende en cada acción», por lo que insistió en la necesidad de que «se realicen evaluaciones de riesgos». Porque, como expuso en su didáctica charla, quienes han estado expuestos al humo de las soldaduras es difícil que no tengan a lo largo de su vida «asma o neumoconiosis, es decir, un conjunto de enfermedades pulmonares producidas por la inhalación de polvo y la consecuente deposición de residuos sólidos en los pulmones o los bronquios». En el proceso de la soldadura, «cuando los materiales alcanzan una temperaturas muy altas, se desprenden humos, unos se ven y otros no». Su inhalación es peligrosa porque hay asociadas una treintena de enfermedades profesionales ligadas a la soldadura, incluso procesos cancerígenos derivados de actuaciones en zonas donde existe amianto o plomo, cadmio o antimonio.

En el encuentro se puso de manifiesto la necesidad de controlar las etiquetas de los envases y, en caso de que no haya una descripción de los productos químicos que continenen, «ir a por la ficha técnica antes de exponer nuestra salud». El berilio, el cadmio, el cromo, el manganeso o el cobre son «humos metálicos que muy tóxicos», precisó Rojas.

RESPIRACIÓN

A cualquier problema respiratorio que se detecte en las espirometrías, asma o fibrosis que se descubran, «los trabajadores deben acudir al servicio de prevención. Nos intentarán desviar o porque fumamos o por patologías que no tienen que ver con el trabajo, pero debemos actuar con rapidez», indica CCOO

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