Exigen la libertad del preso Ibon Iparragirre ante su precaria salud
Médicos y sicólogos que trabajan con presos políticos vascos en la asociación Jaiki Hadi alertaron ayer sobre el «extremo» estado de salud del ondarroarra Ibon Iparragirre, encarcelado en la prisión de Basauri. En una comparecencia pública celebrada en Bilbo, estos profesionales advirtieron de la transcendencia de que este preso enfermo sea liberado inmediatamente, ya que la permanencia en la cárcel «no haría más que acelerar su deterioro y un desenlace fatal».
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
Jaiki Hadi ya alertó del delicado estado de salud de Ibon Iparragirre Burgoa hace tres meses, que se ha agravado, según explicaron Mati Iturralde e Iñaki Uruburu, tanto por el descenso progresivo de sus defensas como por el aumento espectacular de la carga viral. El preso ondarroarra es portador del VIH, por lo que lleva tiempo en un estado de cansancio continuo «en el que -aclararon- el más mínimo esfuerzo le supone un desgaste considerable».
A pesar de su situación, desde julio Iparragirre ha estado en tres cárceles distintas, siendo trasladado de Madrid a Sevilla y de tierras andaluzas a Basauri. Este último desplazamiento se prolongó durante diez jornadas, lo que afectó aún más a su delicada salud.
Ahora, en Basauri, los médicos han podido observar «un claro deterioro y empeoramiento» . «Desde la última analítica realizada en julio en Sevilla -apuntaron Uruburu e Iturralde-, antes de su conducción a Madrid, hasta la realizada hace escasas dos semanas, su carga viral casi ha triplicado los índices anteriores, pasando de 84.000 a 232.000, parámetros que indican un estado avanzado de su enfermedad por VIH, estando su curso en un estadio avanzado».
Por ello, Iparragirre ha perdido visión, lo que le impide leer o escribir e incluso reconocer a los compañeros que tiene a su alrededor. «Tiene una hepatitis no vírica que señala problemas en el hígado, las defensas se encuentran en unos niveles muy bajos y padece de anemia ferropénica, por sus bajos valores en el nivel de hemoglobina y glóbulos rojos, por lo que precisa que se le suministre hierro y vitaminas», comentaron.
«Deterioro importante»
Desde Jaiki Hadi destacaron que hasta su ingreso en prisión en 2010, el ondarroarra convivía con el VIH«manteniendo actividades de la vida diaria sin limitaciones físicas». Precisaron que fue a partir de su encarcelamiento cuando se comenzó a observar «un deterioro importante con desajustes en todas sus defensas biológicas que hace que su enfermedad avance de forma importante hasta encontrarse, en menos de un año, en esta situación cada vez más crítica».
Tras insistir en que la única opción que barajan ante este diagnóstico es la puesta en libertad de Iparragirre, alertaron de que en prisión «aumenta de manera exponencial el riesgo de contraer una infección oportunista, lo que no haría más que acelerar un desenlace fatal».
Los profesionales de la medicina que trabajan con los presos políticos vascos reiteraron que la situación actual del vecino de Ondarroa, en el estadio avanzado de la enfermedad en el que se halla inmerso, hace que la cárcel no sea el lugar más idóneo para los cuidados paliativos que precisa. En julio, Jaiki Hadi denunció que Ibon Iparragirre no podía mantener una alimentación adecuada ante el VIH.
La plataforma Iparra Galdu Baik, de Ondarroa, ha convocado para mañana, a las 11.30, una concentración frente a la prisión de Basauri para exigir la libertad inmediata de Ibon Iparragirre Burgoa.
Egin Dezagun Bidea, que exigió la libertad del preso, insistió en que la política penitenciaria «debe pasar de inmediato de claves de utilización y presión a claves de resolución democrática». Etxerat hablará hoy del caso.