Algo no marcha bien en el entorno realista. La tercera derrota consecutiva ha dejado muchas dudas en la cabeza de los aficionados, de los jugadores y del propio técnico. Es por ello que Philippe Montanier le ha puesto candado a las puertas de Zubieta para entrenar toda la semana sin cámaras ni seguidores.

El entrenador normando ha recibido multitud de críticas tras regresar de Zaragoza, sobre todo en lo relativo a las cuestiones tácticas, algo que le ha hecho pensar y buscar la tranquilidad necesaria que precisa el equipo txuri urdin en estos complicados momentos.

Nadie recuerda en la capital guipuzcoana una decisión similar, ya que lo más normal hasta ahora había sido, como mucho, realizar en la misma semana dos sesiones preparatorias sin presencia de curiosos.

Los rumores, como en todos los casos que ocurre algo fuera de lo normal, se están sucediendo. Sin embargo, el defensa Mikel González no le busca explicación: «No sé. El míster querrá trabajar cosas o ideas diferentes. Se le está dando importancia a este partido, estamos concentrados... La verdad es que no sé cómo interpretarlo. O no le querrá dar pistas al contrario... Eso le tendréis que preguntar a él».

Xabi Prieto no habló sobre este tema, pero sí que se refirió a Montanier al señalar que «preocupado no. Le veo con ganas de trabajar, de mejorar, de que el equipo recupere las buenas sensaciones que transmitió en los primeros partidos y con fuerza para tirar hacia adelante».

«Ni preocupación ni negatividad»

Ambos jugadores reflejaron la complicada situación de manera diferente. El arrasatearra recalcó que «nadie está contento, pero tampoco quiero ver esa preocupación o esa negatividad». En este sentido, agregó que «es importante ganar. Siempre se habla de veinte finales a lo largo de la temporada, y no. Estamos en la jornada ocho y es pronto para decir que es una final» el encuentro ante el Getafe.

Por su parte, el centrocampista donostiarra cree que «las conclusiones no pueden ser buenas» después de perder tres partidos consecutivos. Además, la de Zaragoza fue «una derrota que escuece más». Y es que «lo que más duele es no saber sacar todo tu potencial y reflejar el trabajo que habíamos hecho durante esos días». A pesar de la situación, «es muy pronto para sacar conclusiones -indicó-. Está claro que no estamos viviendo nuestro mejor momento y que necesitamos una victoria que nos haga recuperar las buenas sensaciones que hemos tenido al principio».

Por último, reconoció que «por supuesto que tengo que mejorar mi nivel. Por lo tanto, tengo ganas de mejorar y hacer un buen partido para recuperar la confianza». Y la del equipo.