Tintín: una herencia formidable llevada con mano de hierro por sus herederos
Philippe SIUBERSKI-AFP | BRUSELAS
Tintín, que se prepara para vivir una segunda juventud gracias a la película en 3D de Steven Spielberg, ha generado un enorme patrimonio cultural y financiero que controlan con mano de hierro la viuda de Hergé y su polémico segundo marido, el británico Nick Rodwell. «Las aventuras de Tintín - El secreto del unicornio» se estrenará el 26 de este mes en Europa y en Estados Unidos a finales de año.
La película propiciará también la salida de numerosos productos derivados, que llenarán las arcas de los herederos. «Existe el riesgo de que el universo de Spielberg fagocite al de Hergé. Financieramente y en términos de notoriedad, es sin duda un buen negocio. Pero no sé como resultará a efectos de preservación a largo plazo de la obra», afirma Jean-Claude Jouret, que se ocupaba de la gestión de derechos hasta finales de 1980.
Cuando el «padre» de Tintín, Georges Rémi o Hergé, falleció de leucemia en 1983, Fanny Vlamynck, un «coloreadora» que trabajó a su lado desde 1956 y con quien se casó en 1977, heredó todos los derechos de autor. Las imágenes de los 24 álbumes de las aventuras del reportero se utilizaban en todo tipo de soportes publicitarios, y anunciaban tanto mostaza como aceite de girasol. Estos derechos derivados los gestionaba una sociedad, BIL (más tarde Moulinsart SA), mientras que la promoción de la obra era responsabilidad de la Fundación Hergé, donde estaban representados Fanny Hergé y ex empleados del dibujante.
A finales de 1980, el empresario británico Nick Rodwell, quien abrió la primera «boutique Tintín» en Londres, fue ganando importancia en la gestión de la herencia. Tenía un lema: «Tintín es el Rolls Royce de los comics». Por tanto, había que «reorientar» el uso de su imagen. Nick Rodwell obtuvo plenos poderos al casarse con Fanny en 1993. Ella, que odiaba que se le conociera como la «viuda de Hergé», se interesaba más por la filosofía budista que por los negocios.
Esta sacralización de Tintín aumentó a lo largo de los años. Se inauguró el Museo Hergé en 2009 en Louvain-La-Neuve, cerca de Bruselas, pero, por contra, Nick Rodwell se resistía a «separar a Tintín de sus orígenes populares e infantiles», afirma el periodista belga Hugues Dayez, autor del libro«Tintín y los herederos» (1990).
Sólo unos pocos productos de alta calidad se siguen comercializando en algunas tiendas y Moulinsart limita de forma estricta la utilización de la imagen de Tintín. El héroe de los niños «de 7 a 77 años» se está convirtiendo en una pieza de coleccionista para fans nostálgicos y ricos, como se lamentan los «tintinófilos». Pero con la llegada de Spielberg, se hará realidad de los más viejos sueños de Hergé: hacer de su personaje un héroe universal.