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SEGUNDA B Entrenadores

Banquillos de primera

Ziganda, Olabe y Sarriugarte pelean en la categoría de bronce tras haber entrenado en la «Liga de las estrellas». El suyo es el único caso en Segunda B, aunque abundan los nombres ilustres.

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Amaia U. LASAGABASTER

Es un recorrido relativamente habitual para los jugadores que, en el ocaso de sus carreras, regresan en muchas ocasiones a las categorías humildes. Resulta bastante más excepcional entre los entrenadores, que no ven mermado su rendimiento por los achaques de la edad. En su caso, el que llega a la elite no acostumbra a marcharse.

Pero hábito no es ley y el Grupo II de Segunda B es un buen ejemplo esta temporada, con la presencia de tres entrenadores que han ocupado anteriormente banquillos de Primera. Los tres son vascos y trabajan en casa. Y todos ellos coinciden, entrenar en la categoría de bronce no supone un paso atrás.

«La ilusión no entiende de categorías», asegura Roberto Olabe, que el pasado junio llegaba al Real Unión apenas un mes después de haber dejado el banquillo del Almería, al que dirigió en las últimas ocho jornadas de la temporada y con el que no pudo evitar el descenso a Segunda. No era la única experiencia en la «Liga de las estrellas» del gasteiztarra que, de todos modos, ya había usado el ascensor en otros momentos de su carrera. Y es que si en 2001 saltaba de la Real juvenil al primer equipo donostiarra, su siguiente destino como entrenador fue el Eibar, en su última temporada en Segunda A, al que dirigió en apenas una decena de encuentros. Olabe, además, atesora también una considerable carrera en la dirección deportiva, que estrenó en la Real -fue el responsable de la llegada de Reynald Denoueix, con el que se conquistó el subcampeonato-, para pasar después por Almería -apostó por Unai Emery, con el que ascendió a Primera- y Valladolid, donde las cosas le fueron peor, incluyendo el descenso del cuadro pucelano.

Con Mikel Antia, que también le acompañó en Almería, a su lado, Olabe ha bajado dos escalones para hacerse cargo del Real Unión, en el que se convirtió en el fichaje estrella del verano, por encima del cualquier jugador. Lo cierto es que le está costando hacer valer toda esa experiencia en un equipo al que su flojísimo rendimiento a domicilio le mantiene clavado en la zona media de la clasificación.

Ídolo de la afición

Bastante mejor le van las cosas a José Ángel Ziganda, a quien precisamente recibirá el Real Unión de Roberto Olabe este fin de semana. En su caso no cabe hablar de fichaje-estrella porque el cambio de ciclo en el Athletic ha conllevado numerosos cambios, incluyendo incorporaciones al primer equipo que eclipsan todo lo demás. Pero no cabe duda de que la presencia del Cuco fue uno de los reclamos de la candidatura de Josu Urrutia en las elecciones a Ibaigane.

Y es que Ziganda no sólo fue un ídolo para la afición rojiblanca en su etapa como jugador. El navarro, sobre todo, llegó al Bilbao Athletic avalado por su labor en la cantera de Osasuna, al frente del Juvenil y del Promesas, pero también por su experiencia en Primera. Especialmente exitosa en Iruñea, donde alcanzó las semifinales de la Copa de la UEFA, aunque fue destituído en su segunda temporada; y menos lustrosa en el Xerez, en el que permaneció cinco meses.

Como Olabe, el Cuco resta importancia al hecho de haber descendido peldaños. «Al final esto es entrenar -recuerda-. Todo el mundo sabe que es algo que me encanta y la categoría es lo de menos. Lo importante es tener un buen grupo y ver que puedes desarrollar un papel importante y positivo para el club».

Cinco años en silencio

También tiene pasado rojiblanco Félix Sarriugarte. El suyo es, probablemente, el caso más atípico de los tres. Para empezar, porque llegó a Primera tras una carrera fulgurante -una temporada en el Baskonia y otra en el Bilbao Athletic- para vivir una experiencia efímera, apenas 14 partidos al frente del equipo rojiblanco. Pero también porque tras su destitución ha permanecido cinco años alejado de los banquillos, aunque haya seguido vinculado al fútbol, trabajando especialmente en la faceta de la formación.

Probablemente por eso, hacerse cargo del Sestao River -al que también llegó de manera un tanto atípica, con la temporada recién empezada, tras la sorprendente marcha de Alfonso Barasoain- suponga «un reto deportivo y personal» bastante más considerable que para sus compañeros de fatigas. Y de momento no le va mal porque tras un inicio titubeante, el equipo verdinegro parece empezar a remontar el vuelo. Dos victorias y un empate -precisamente ante el Real Unión de Roberto Olabe- tienen a su River en el centro de la clasificación.

La jornada

Goleadores. Sus dos goles en Burgos permitieron remontar al Mirandés, que mantiene así el liderato, y aupan además a Pablo Infante al primer puesto de la tabla de realizadores con ocho dianas. Diego Cervero (Logroñés) es ahora segundo, con siete. Cierran el podio dos jugadores vascos, Ibai (Bilbao Athletic) y Sendoa (Alavés), que han mojado en esta décima jornada, por partida doble en el caso del rojiblanco.

Porteros. Si hace dos semanas destacaban por su acierto en los penaltis, los guardametas han tenido esta vez protagonismo negativo. En el derbi de Lezama, la expulsión de Mandaluniz resultaba determinante. En Logroño Elías veía la roja cuando el Promesas ya había realizado los tres cambios, lo que obligó a Mariano a colocarse bajo palos. En Palencia, el camerunés Leke, que debutaba, allanó el camino al Alavés: en siete minutos ya había visto dos amarillas.

Goleada. Es difícil imaginar un debut más feliz que el de José Carlos Granero al frente del Alavés, que le hizo una manita al Palencia (0-5). Hay que remontarse, además, siete años en el tiempo para recordar la última vez que los albiazules anotaron cinco goles lejos de Mendizorrotza: fue en Murcia, en la temporada que acabó con el ascenso a Primera, aunque el resultado fue entonces de 1-5.

Debut. Ha tenido que esperar diez jornadas, pero Javier González Etxeberria puede contar por fin con Devaloix Ngako, una vez resueltos los problemas burocráticos que le mantenían sin tránsfer. El camerunés, internacional absoluto por su país, debutó el domingo con los cementeros, aunque no pudo evitar una nueva derrota del equipo, en horas muy bajas. También debutó, con Aitor Alcalde sancionado para dos partidos, Iñaki Zarate bajo palos.

Récord. 562 minutos ha permanecido imbatida la portería del Mirandés. Addison tuvo el honor de anotar el primer gol al equipo de Carlos Pouso en el derbi burgalés, aunque no le sirvió de mucho a su equipo. Los rojillos acabaron remontando y el Burgos, colista, encadenó su octava derrota.

SELECCIÓN

Meho Kodro no ha entrenado en Primera, pero sí ha acompañado a José Mari Bakero en el banquillo de la Real. También fue seleccionador de Bosnia-Herzegovina, aunque fuera por poco tiempo.

FUTBOLISTAS

Si no como entrenadores, sí hay otros técnicos del Grupo II que han conocido la Primera como jugadores. Es el caso de Ángel Merino, Meho Kodro, Claudio Barragán o Ramón María Calderé.

Campeones que inician una nueva etapa

No hay más entrenadores con experiencia en Primera que se busquen ahora las habichuelas en la categoría de bronce, ni siquiera en otros grupos. Pero sí un número considerable de futbolistas con currículos de lo más lustroso, que encuentran en la Segunda B la categoría perfecta para dar los primeros pasos de una nueva etapa en su vida.

Es el caso de Milinko Pantic, técnico del Atlético de Madrid B. En el Grupo I le acompañan Quique Setién (Lugo) o Pacheta (Numancia). En el III, dos trotamundos del balón, Miquel Soler y Juan Eduardo Esnáider, dirigen a los filiales de Mallorca y Zaragoza, respectivamente. Y en el IV, encontramos al exrojillo Hristo Vidakovic en el Betis B, además de a Luis García Tevenet en el San Roque de Lepe. A.U.L.

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