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CRíTICA cine

«Ori» Paisaje después de la batalla

Mikel INSAUSTI

Desde que el maestro Otar Iosseliani se estableció en su exilio parisino el cine georgiano quedó huérfano, lo que convierte en noticia el estreno de cualquier película rodada allí, más aún tratándose del sorprendente proyecto de una pequeña productora de Gasteiz. Kinoskopik está detrás de “Ori”, película de ficción que nació de forma un tanto improvisada, cuando un equipo se encontraba en Georgia para hacer un documental sobre el conflicto del 2008 con Osetia del Sur y Rusia. En lugar de convertirse en cronistas al uso, optaron por sacar adelante una coproducción destinada a recoger la vida del país tras aquella guerra fronteriza. No hay escenas bélicas ni nada que se le parezca, salvo por el reflejo de las huellas que dejó el combate en edificios y otras lugares, con la presencia del ejército en los puestos de control. El impacto se siente más en las gentes que tratan de sobrevivir día a día, en un esfuerzo por recobrar la normalidad pese a lo reciente del enfrentamiento con sus vecinos de Tsijinvali.

“Ori” comienza con un frustrado intento por llegar a la capital de Osetia, a cargo de un taxista de Tibilisi que lleva como pasajero a un reportero estadounidense. Para este hombre el dinero extra que recibe del extranjero abre nuevas posibilidades, entre ellas la de casarse con su novia, que trabaja en una tienda de móviles. Esta historia urbana avanza en paralelo a otra rural, que se desarrolla en las impresionantes montañas del Cáucaso, en el mágico enclave de Kazbegi, con su Iglesia dominando el valle desde lo alto. El protagonista del segmento es un joven músico que carga con un viejo acordeón del que salen piezas nostálgicas, escuchadas por los lugareños entre el humo de los cigarros y los vapores etílicos del vodka. La música también se extiende a Tibilisi, a través de la interpretación de una invidente que toca su organillo y canta en la puerta del metro. La captación de los auténticos sonidos de la calle y de los cafés justifica el viaje al corazón de Georgia.

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