Desde el mismo instante en que ETA hizo pública su decisión de abandonar definitivamente la lucha armada, tanto el Gobierno español como el PSOE, Zapatero y Rubalcaba, concretamente, han manifestado que debe ser el ejecutivo que salga de las elecciones del 20 de noviembre el que deba gestionar la nueva situación. Esa ha sido la consigna y cuando algún compañero de partido ha ido algo más allá, como ayer Ares con su referencia a los presos, ha sido rápidamente reconvenido. Esta actitud, sin embargo, muestra una gran irresponsabilidad por parte de quienes, más allá de lo que deparen las urnas dentro de un mes, mantienen aún mecanismos de poder y herramientas para avanzar en la consolidación del proceso. Desde el Estado se ha instado repetidamente a la izquierda abertzale, y también a ETA, a hacer irreversible el camino hacia la paz, y el último comunicado de la organización así lo hace, pero desde la parte estatal el PSOE y el PP también deben asumir su responsabilidad para lograr ese objetivo y para que este país conozca una solución justa y democrática. Aplazar las decisiones no es el camino.

Estamos en un momento histórico y todos los agentes deben responder al reto con audacia y responsabilidad. No es momento de mirar hacia otro lado, sino de seguir avanzando, conjuntamente y en la senda de las soluciones.