Josu MONTERO Escritor y crítico
Acción
Los medios de comunicación son fabricantes de realidad, prestidigitadores expertos en sembrar el silencio, la mentira. El actor y dramaturgo porteño Marco Canale viajó hace años por el sur de Colombia y le creció la rabia al hablar con las víctimas de las masacres perpetradas impunemente por los paramilitares a sueldo de las grandes empresas. Todo ello con la complicidad del gobernador del departamento primero y luego presidente del país, Álvaro Uribe.
Lo que más le comía la moral a aquel dramaturgo metido a periodista, era la magnífica prensa de la que Uribe gozaba en Europa gracias a periódicos supuestamente progresistas e independientes como El País. De todo esto a Canale le salió un sangrante texto teatral que él mismo ha llevado a escena. En «La Puta y el Gigante» el segundo es, claro, el poder económico, la prensa viene a ser la culta doña puta. Canale denuncia con nombres y apellidos; y se implica, porque además de contarnos su desolador viaje y de traernos las voces invisibles, nos habla de cómo todo esto le sumió en un profundo cuestionamiento de sí mismo y del sentido de su trabajo. La vergüenza -dijo Marx- es un sentimiento revolucionario. Los peligrosos son aquellos que carecen de ella. Canale está estos días en Bilbo donde en el marco del BAD imparte el taller «Artes escénicas y Acción política»; mostrará también «La Puta y el Gigante» el próximo fin de semana en La Fundición. «Y me pregunto cómo es que tantas cosas dejaron de pertenecernos. Y pienso en la amputación emocional que están ejerciendo sobre nosotros. Porque la destrucción más violenta y profunda sucede sin que nos demos cuenta adentro de nuestro cuerpo», afirma en la obra.