Crónica | Elecciones presidenciales irlandesas
El pasado de los candidatos define el futuro de la presidencia irlandesa
Durante cuatro semanas no se ha hablado de política, pero la vida privada y el pasado de cada uno de los candidatos a la presidencia irlandesa ya es de dominio público. El independiente Séan Gallagher se creía ganador el pasado domingo, pero revelaciones de última hora podrían dar la victoria al laborista Michael D. Higgins.
Soledad GALIANA Dublín
Resulta sorprendente que, a pesar de las limitaciones inherentes al cargo, la campaña presidencial irlandesa haya resultado tan sucia. La mayoría de los siete candidatos no han tenido oportunidad de presentar su programa para los siete años de mandato con los que contará el elegido por los votantes que hoy acuden a las urnas, ya que han estado bastante ocupados en explicar y defender sus acciones en el pasado, esos llamados «esqueletos en el armario» que han puntuado a lo largo de toda la campaña y definido las encuestas de opinión.
Y cuando todo parecía más o menos resuelto (al menos de acuerdo con los resultados de esas encuestas), con el independiente Sean Gallagher liderando con un 40% de preferencias -15 puntos sobre el laborista Michael D Higgins-, Sinn Féin sacó a relucir en el último debate televisado de la campaña el pasado martes que Gallagher recaudó fondos para Fianna Fail -la formación política a la que los irlandeses responsabilizan de la actual crisis económica- en el año 2008, refiriéndose especificamente a 5.000 euros (el precio de una audiencia privada y foto con el entonces primer ministro irlandés Brian Cowen) pagados por un hombre de negocios acusado de contrabando de diesel ilegal y evasión de impuestos.
Al inicial desmentido de Gallagher siguió una pérdida de memoria y una admisión final que plantea más preguntas que ofrece respuestas. El comunicado de prensa de Hugh Morgan, que confirmó la transacción, puede ser el clavo final en el ataud de las esperanzas presidenciales de Gallagher.
El beneficiado de estos descubrimientos de última hora es el laborista Higgins, quien antes del ascenso de Gallagher era el favorito de los votantes, aunque su edad avanzada supone una desventaja.
Todos contra McGuinnes
Por su parte, el candidato republicano, Martin McGuinness, ha cumplido con su labor durante la campaña: mantener a Sinn Féin en la mira del electorado y consolidar el voto a su partido en la republica irlandesa. La campaña electoral ha mostrado que los poderes fácticos en la república irlandesa, que tanto enfasis y apoyo manifestaron durante el proceso de paz en la constitución de instituciones y un ejecutivo multipartidista con la presencia de Sinn Féin y una jefatura compartida con McGuinness, no están dispuestos a aceptar un arreglo similar en el sur de Irlanda. Le dan la mano y respetan a McGuinness como viceprimer ministro norirlandés, pero su pasado de mando en el organigrama del IRA se transformó en el foco de los ataques no solo del resto de los candidatos, sino de ministros, fuerzas de seguridad y familiares de policías fallecidos en enfrentamientos con activistas republicanos.
Candidatos sin opciones
En lo que respecta al resto de los candidatos, ninguno parece contar con ninguna opción en estas elecciones. Rosemary Scallon, la Cristiana evangelista cuyo pasado como primera ganadora eurovisiva para Irlanda ya le valió un escaño de eurodiputada en el pasado, se ha visto relegada a la última posición en las encuestas, y las revelaciones de la campaña sobre su posible papel en el encubrimiento de un abuso sexual en el seno de su familia, han desenterrado el hacha de guerra entre sus familiares a la vez que sesgado cualquier expectativa de éxito.
La otra candidata independiente, Mary Davis, conocida por su papel en la organización de las paraolimpiadas, sufrió debido a su presencia en veinticinco consejos de organizaciones estatutarias, a las que había sido nominada por Fianna Fail. Tampoco le han ayudado sus vínculos con el empresario Denis O'Brien, que ha sido objeto de una investigación por corrupción en la concesión de licencias de telefonía móvil.
Los otros dos candidatos, el senador independiente David Norris -que en su momento fue el favorito del electorado, antes de conocerse sus peticiones de clemencia en nombre de su pareja en un caso de abuso de menores- y el eurodiputado de Fine Gael, el partido mayoritario en el gobierno de Dublín, Gay Mitchell, parecen no contar en la carrera por la presidencia. Mitchell no contó con el apoyo mayoritario de su partido, y eso se ha notado durante la campaña y se notará en las elecciones.
Para todos, la campaña acabó ayer. Hoy los irlandeses depositarán sus votos, que se unirán a los de los habitantes de las islas del oeste de Irlanda que han votado durante toda la semana. El recuento se producirá el viernes, y el nuevo presidente celebrará Halloween en su nueva residencia.