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La población mundial alcanzará los siete mil millones de personas, un tamaño «sin precedentes»

El mundo tendrá a partir del lunes 7.000 millones de habitantes y podría superar los 10.000 millones este mismo siglo, cada vez con mayores diferencias entre ricos y pobres, según un informe de la ONU. Advierte que «el aumento de población es un reto, una oportunidad y también una llamada de atención», y que el problema no es de espacio sino de «igualdad y justicia».

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La población mundial alcanzará los 7.000 millones de personas el próximo lunes, «una tamaño sin precedentes» que supone «un éxito porque tenemos vidas más largas y saludables», según un informe del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) hecho público ayer. Reconoce, sin embargo, que «persisten las disparidades» en cuanto a las condiciones de vida entre distintos países y dentro de un mismo país.
 
El estudio «El estado de la población mundial 2011» subraya que «no todos se han beneficiado con ese adelanto ni con la más alta calidad de vida que entraña» y que hay diferencias en cuanto a «los derechos y oportunidades de que disponen hombres y mujeres y niños y niñas». Por eso, el UNFPA apuesta por «un desarrollo que promueva la igualdad». De los 7.000 millones de habitantes, 893 millones tienen más de 60 años y a mitad de este siglo serán 2.400 millones, mientras que los menores de 25 años representan actualmente el 43% de la población y en algunos países llegan al 60%. Otro dato destacable es que una de cada diez personas vive en una ciudad y que dentro de 35 años serán dos de cada tres.
 
Cada año se suman al menos 80 millones de personas a la población mundial, que dentro de trece años tendrá, según las previsiones, 1.000 millones más.
Un informe de la ONU presentado en mayo prevé que en 2050 habrá entre 9.300 y 10.600 millones de personas en el mundo y que al finalizar este siglo se habrán alcanzado los 10.000 millones.
 
El responsable del Area de Población y Desarrollo de la División Técnica del UNFPA, José Miguel Guzmán , sostuvo que «no hay un problema de espacio en la Tierra» para acoger a las personas que viven en ella. «El problema –resaltó– son los recursos, por lo que hay que preservar el equilibrio entre la disponibilidad de agua, la producción de alimentos y la generación de energía».
 
En referencia al cambio climático, remarcó que «hace falta una mirada más global sobre el desarrollo sostenible porque ya se observan signos de estrés concretos en el equilibrio entre recursos y población. Los recursos y las posibilidades se nos van achicando y nuestra capacidad de adaptación podría alcanzar un punto de no retorno».
 
El crecimiento que experimenta la población se debe a factores como el aumento de la esperanza de vida o el descenso de la mortalidad infantil. También ha tenido una gran importancia la disminución de la fecundidad, de 6 a 2,5 hijos, debido al «crecimiento económico y desarrollo de los países, a factores sociales y culturales, a un mayor acceso de las mujeres a la educación y a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los métodos anticonceptivos».

«Gran diversidad» entre los países
 
Según el informe, la situación actual se caracteriza por su «gran diversidad». Unos países tienen altas tasas de fecundidad y en otros son tan bajas que los gobiernos están considerando maneras de promover el crecimiento de sus poblaciones. Algunos donde hay escasez de mano de obra cubren las vacantes con trabajadores migratorios, mientras que otros refuerzan sus economías con las remesas enviadas por sus ciudadanos que trabajan en el extranjero.
 
Además, mientras algunos países atraen a grandes cantidades de personas hacia megaciudades en expansión donde hay abundancia de empleo y el costo de la vida es alto, otros experimentan olas de migración desde los centros urbanos hacia zonas periurbanas, donde el coste de la vida puede ser más abajo pero tal vez escaseen los servicios básicos y el empleo, detalla el documento.
 
El director ejecutivo del UNFPA, Babatunde Osotimehin, destacó que tendencias como la urbanización, la mayor esperanza de vida y el rápido aumento de las poblaciones en edad activa son a la vez «grandes desafíos y enormes oportunidades».
 
Recomendó por ello «planificar correctamente y efectuar desde ahora las debidas inversiones en las personas a fin de facultarlas para que efectúen opciones beneficiosas para ellas mismas y para nuestros bienes públicos mundiales». De esta forma, agregó, podrá haber «ciudades prósperas y sostenibles, fuerzas laborales que impulsen el crecimiento económico, poblaciones de jóvenes que contribuyan al bienestar de las economías y las sociedades y una generación de ancianos saludables que participen activamente en los asuntos sociales y económicos de sus comunidades».
 
El informe también hace especial hincapié en la necesidad de ofrecer servicios de salud reproductiva a la población, especialmente de planificación familiar, sobre todo «en el mundo en desarrollo, donde el aumento de la población es más acelerado que el crecimiento económico».
 
«Los gobiernos deben ofrecer los servicios, los suministros y la información que las mujeres necesitan para ejercer sus derechos reproductivos», subraya.
A este respecto, Guzmán precisó que hay 215 millones de mujeres que «no pueden decidir sobre su reproducción» porque no tienen acceso a métodos anticonceptivos o no pueden tomar decisiones libremente. Por ello consideró «imprescindible» dedicar recursos a intentar que esa situación cambie.

«Ahorrar para la vejez»
 
Al referirse al fenómeno del envejecimiento de la población, resaltó que las personas mayores tienen unas necesidades sanitarias y económicas especiales y en muchos casos sufren «discriminación y abusos». «Para que en el futuro tengan unas condiciones adecuadas, hay que invertir ahora en los jóvenes, incorporándolos al mercado de trabajo para que tengan ingresos y puedan ahorrar para la vejez», sugirió.
 
A los países donde ahora los mayores no son muy numerosos, les aconsejó que empiecen a crear desde ya estructuras e instituciones para atenderles porque en el futuro aumentarán.
 
Lamentó que la crisis económica actual «esté poniendo en entredicho el apoyo de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo. Pero una crisis siempre es temporal», mientras que los «desafíos a los que nos enfrentamos son estructurales y de medio y largo plazo», concluyó.
El futuro incierto de un planeta aquejado de una masculinización alarmante

Coincidiendo con el anuncio de que la población mundial está a punto de superar el listón de los 7.000 millones de personas, los expertos temen que el desequilibrio de sexos favorezca la emergencia de «países de solteros» en lucha por encontrar una esposa.

Las consecuencias exactas de lo que el demógrafo francés Christophe Guilmoto califica como «masculinización alarmante» en países como India o China a causa de abortos selectivos o incluso de infanticidios están por verse. Pero muchos auguran que, en cincuenta años, la penuria de mujeres tendrá un impacto similar al del cambio climático, igualmente invisible pero real.

Los datos son incontestables. Actualmente en el mundo nacen entre 104 y 106 niños por 100 niñas y la distinta proporción sólo puede explicarle por factores anormales.

En India y en Vietnam la proporción es de 112 por 100, y alcanza los 120 por 100 en China -hasta 130 en algunas regiones-. Y la tendencia se propaga a países hasta hace poco libres de esa plaga como las exsoviéticas Azerbaiyán, Georgia y Armenia o a Serbia y Bosnia, en los Balcanes.

Ya en 1990, el premio Nobel de Economía indio (bengalí) Amartya Sen publicó un artículo con un titular acusador: «Faltan 100 millones de mujeres en el mundo». Los demógrafos estiman que la cifra supera ya los 160 millones, resultado de la preferencia tradicional por los niños y, más importante, por la popularización de las ecografías, que permiten abortar si se trata de una niña, aunque sea completamente ilegal.

Aunque el ratio de nacimientos de niñas y niños volviera a la normalidad en India y China en los próximos diez años, Guilmoto asegura que el matrimonio en ambos países será en los próximos decenios todo un problema para los varones. «No sólo es que se van a casar con edad más avanzada, sino que muchos permanecerán solteros en países donde la institución familiar entronca directamente con la tradición».

Hay quien augura que podría crecer la poliandría (una mujer con varios esposos) y el turismo sexual, mientras otros anticipan escenarios catastróficos en los que la predación sexual, la violencia y los conflictos serían la norma. Desde hace años, politólogos como Valérie Hudson y Andrea den Boer advierten incluso de que esos países poblados mayoritariamente por varones podrían representar una amenaza para Occidente. Casualmente son potencias emergentes. Mara Hvistendahl, autora del ensayo «Selección no natural» no va tan lejos aunque admite que «históricamente, las sociedades donde la cifra de varones supera a la de las mujeres no son agradables para vivir». GARA

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