ZIENTZIA
Los neutrinos incomodan a la teoría de Einstein
Los neutrinos son partículas sin carga eléctrica que atraviesan la Tierra o el sistema solar. Poniendo en jaque a la Teoría de la Relatividad, un grupo de científicos del CERN detectó que éstas son más veloces que la luz. Transcurrido un mes desde que saltara la noticia, los expertos siguen estudiando el experimento denominado «Opera» para determinar si hubo algún error.
Oihane LARRETXEA
De confirmarse que los resultados obtenidos en las más de mil pruebas que los científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) llevaron a cabo durante más de un año, se vendría abajo una de las teorías más conocidas y más inquebrantables hasta ahora: la Teoría de la Relatividad establecida por Albert Einstein hace ya 106 años. Los 160 investigadores de once países que participaron en el experimento «Opera» determinaron que los neutrinos son más veloces que la luz. Y tanto la teoría como la práctica habían mantenido hasta ahora que esa velocidad era insuperable.
Hace poco menos de un mes que el equipo de científicos dio a conocer los resultados del experimento. Los medios de comunicación se hicieron entonces eco de la noticia, que acaparó gran parte de los titulares. Pero la expectación inicial bajó como la espuma y, a día de hoy, el descubrimiento brilla por su ausencia en la prensa generalista. Mientras tanto, los expertos siguen trabajando en los resultados que obtuvieron para determinar si están en lo cierto o, por contra, cometieron algún error que les llevó a creer lo que hasta ahora parecía imposible.
Félix Ares, ex director de Eureka! Zientzia Museoa de Donostia, y actual asesor científico de este centro, comenta que, de confirmarse esas conclusiones, se produciría un «cambio drástico» y «revolucionario», aunque se muestra muy prudente con la confirmación inicial del experimento. Sobre la falta de seguimiento de los medios de comunicación, corrobora que no ha tenido demasiada trascendencia mediática, aunque matiza que las revistas especializadas siguen publicando artículos sobre el tema porque ha generado gran revuelo en el ámbito científico.
Cree que «en un par de meses» puede haber una respuesta «más consolidad» en cuanto a las conclusiones: «Estarán revisándolo de nuevo, volviéndose locos con correos electrónicos, hablando con gente que les aporten ideas...». Es de la misma opinión Sergio Bertolucci, director del CERN. «Cuando un experimento encuentra un resultado aparentemente increíble y no puede encontrar defectos de la medición para explicarlo, el procedimiento habitual es invitar al resto de la comunidad de físicos a estudiarlo con un mayor escrutinio», declaró a «El Periódico de Catalunya». Y esto es lo que están haciendo con «Opera».
El escaso seguimiento de los medios puede trasladarse al común de las personas porque, tal y como señala Ares, ninguna persona, a excepción de una compañera de trabajo, se dirigió a él para interesarse por el descubrimiento.
¿Un error «evidente»?
Para llevar a cabo el experimento «Opera» del Gran Colisionador de Hadrones (LCH), se envió un haz de neutrinos desde el CERN -ubicado cerca de Ginebra- hasta el Laboratorio Nacional Subterráneo de Gran Sasso, en Italia. Los neutrinos recorrieron los 732 kilómetros 60 nanosegundos más rápido de lo que la luz hubiese cubierto esa distancia en el vacío. Desde entonces, han sido muchos los científicos que intentan buscar un resquicio que haga tambalear la veracidad de esta prueba. En un artículo publicado en «Science New», Devin Powell aseguró que «la falta de rastro de energía sugiere que hubo un error de cálculo en el hallazgo». También un nuevo análisis realizado por físicos de la Universidad de Boston advirtió de que, en caso de que las conclusiones fueran ciertas, «la mayoría de los neutrinos se hubiesen despojado de energía durante su viaje».
Según explica Ares, el sentimiento general es que, efectivamente, el equipo de «Opera» ha pasado algo por alto. Él baraja dos posibilidades. La primera, que los científicos «no hayan tenido en cuenta que en el Gran Sasso, al encontrarse dentro de una masa de tierra [un kilómetro bajo el suelo], el tiempo transcurre más despacio»; y la segunda, «que no cambiaron el sistema de referencia». «Se basaron sobre el sistema de referencia de la Tierra, pero midieron con los relojes del satélite», puntualiza. Esto es, realizaron todos los cálculos como si los relojes estuvieran en tierra. «Esta explicación es la que más me gusta -prosigue-, aunque es tan simple que me sorprende que no lo hubieran tenido en cuenta».
Ronald van Elburg, de la Universidad de Groningen en los Países Bajos, comparte esta idea. Para él, es muy difícil mantener los relojes de ambos extremos exactamente sincronizados, lo que implica «una serie de complicaciones adicionales (...) tales como el tiempo de viaje de las señales GPS hacia el suelo». Según apunta este investigador, parece que el equipo de «Opera» se ha olvidado del «movimiento relativista» de estos relojes: «Aunque la velocidad de la luz no depende del marco de referencia -explica-, el tiempo de vuelo sí que lo hace. En este caso, hay dos marcos de referencia: el experimento en tierra y los relojes en órbita».
Van Elburg calculó que el efecto debería provocar que los neutrinos llegasen 32 nanosegundos antes. Pero esto debe duplicarse, dado que se genera el mismo error en cada extremo del experimento. «¿Y cuál es el resultado? Que habría un error de 64 nanosegundos, exactamente lo que les da a ellos», responde Ares. Esto le lleva a pensar que la afirmación de que estas partículas son más veloces que la luz «es un error», aunque por si acaso añade que no lo afirma, pero que es lo que cree. Nos advierte de que cuando los científicos creen que han descubierto algo «se ciegan», y no ven las cosas más evidentes.
El error sería la confirmación
Hechos como éste son apasionantes para un experto, puesto que invitan a investigar, a plantear preguntas y repensar lo sostenido hasta el momento. «Si se confirmara que, efectivamente, se trata de un error, nos obligará a tener mucho más cuidado a la hora de tomar las medidas con el GPS, porque 60 nanosegundos son de gran importancia teórica, aunque cuando viajemos en coche no signifiquen nada», subraya Ares.
Pero, ¿y si finalmente los expertos que trabajaron en el experimento, ayudados por nuevos grupos independientes, constaran la conclusión inicial? «En ese caso, echaría por tierra la Teoría de la Relatividad y habría que poner las neuronas a funcionar». Y Van Elburg ha señalado que, si se corroborará una vez más que no hay nada más rápido que la luz, al menos demostrado hasta el momento, «este episodio estaría cargado de ironía», porque «resultará ser otra confirmación de la misma».