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El Bolshói recupera todo su esplendor

El Bolshói, gloria de la cultura rusa bajo todos los regímenes, ha recuperado su esplendor imperial después de una espectacular renovación y reabre sus puertas mañana con una gala que será retransmitida en directo en cien cines de todo el mundo.

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Olga NEDBAEVA -AFP

El 28 de octubre será un día de fiesta nacional», asegura el director del teatro, Anatoly Iksanov, cuando ya han llegado a la meta después de seis años de una rehabilitación sin precedentes destinada a salvar esta institución fundada en 1776 que, a falta de arreglo alguno en los últimos 150 años, se encontraba en un estado «catastrófico». La diva francesa Nathalie Dessay y la rumana Angela Gheorghiu cantarán para los invitados, que tendrán también la oportunidad de admirar a estrellas de la danza como Svetlana Zakharova, Natalia Ossipova e Ivan Vassiliev. La ceremonia, que realizará repaso sobre la historia del teatro, se transmitirá en directo a los moscovitas en la plaza que se encuentra frente al Bolshói, así como por la televisión rusa, la franco-alemana Arte y en cien cines de todo el mundo.

La reventa de entradas existe en los mejores teatros de Europa y aquí no podía ser menos. Las leyes de Moscú no prohíben la reventa de entradas, pero la atmósfera que se vive en las taquillas del teatro llega a ser dramática y las peleas son frecuentes, como destacan a menudo los medios de comunicación rusos, ya que los especuladores acaparan todas las entradas y no dejan a los ciudadanos acceder a los espectáculos a precios ordinarios. Los rumores en internet apuntaban a que las entradas para la gala inaugural se estaban vendiendo fuera de las taquillas a precios que van desde los 90.000 rublos las más baratas (3.000 dólares) hasta los dos millones (66.000 dólares). Lo extraño es que no hay entradas, sólo invitaciones.

Los trabajos de rehabilitación, cuyo costo oficial ha sido de 21 mil millones de rublos (unos 500 millones de euros) han estado destinados, por un lado, a estabilizar el teatro -el 70 por ciento de la cimentación estaba en mal estado- y por otro, a devolverle el aspecto que tenía en el siglo XIX.

Regresan los Romanov

Los espectadores descubrirán «un teatro imperial y no el era soviética», cuando el telón estaba decorado por la hoz y el martillo. Aquí Stalin pronunciaba sus discursos y entre estas mismas pareces se anunció la muerte de Lenin, recuerda Mikhail Sidorov, representante de la sociedad Summa, que se encarga de la rehabilitación desde el año 2009. Los restauradores han hecho todo lo que estaba en sus manos para que el Bolshói recuperara el aspecto que tenía en sus tiempos de esplendor, después de su renovación por el arquitecto ruso-italiano Albert Cavos en 1856, a raíz de un incendio que devastó el teatro. Las armas y el escudo de la familia Romanov, por ejemplo, recubiertos durante la época soviéticas por globos terrestres o liras, han regresado a los tapices del foyer imperial. Los dorados de la sala, dañados por un mantenimiento inadecuado, se han renovado a la antigua: se han colocado siete capas sucesivamente de claras de huevo, se han limpiado luego con vodka y finalmente se han pulido con colas de ardillas.

Se ha recabado la opinión de un gran número de expertos para mejorar la acústica del teatro, dañado por la construcción del metro en la década de 1930. El resultado parece perfecto. «Escuché un piano (en la nueva sala) y sonaba de forma maravillosa. El sonido se extiende perfectamente en este teatro, diseñado por Albert Cavos en forma de violín», se entusiasma el crítico musical Piotr Pospelov en el periódico «Vedomosti». Este efecto se logró gracias a la utilización de la madera de un abeto con unas cualidades de la resonancia particulares. La mejora de la acústica se debe también a la calidad de la tela de las sillas y también el hecho de que se ha eliminado el cemento colocado en la era soviética en el foso de la orquesta.

El teatro también ha sido dotado de equipamiento de escena ultramoderno y su superficie se ha doblado. Una nueva cámara subterránea que cambia de forma puede servir como estadio de grabación y de local de ensayo para coro y orquesta.

Tras la gala, la temporada se abrirá el 2 de noviembre con «Ruslán y Liudmila», de Glinka, dirigida por Dmitri Tcherniakov, quien ha revolucionado la ópera rusa. Promete que hará «un cuento de hadas moderno para adultos» en la mejor tradición de «la ópera suntuosa en ruso».

 

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