El partido Al-Nahda, virtual vencedor en los comicios a la Asamblea Constituyente, reivindicó el derecho a liderar el futuro Gobierno, cuya composición anunció en el plazo de un mes, y reivindicó la identidad árabe del país como eje del debate que se abrirá en la nueva etapa.

«Nuestra lengua es el árabe. La implantación del francoárabe es una corrupción lingüística», señaló el líder del partido islamista, Rached Ganouchi, quien añadió como una de sus prioridades abrir «un diálogo nacional sobre la educación», dando a entender que no cederá esa competencia en el futuro ejecutivo de unidad.

Por de pronto, se apunta a que el puesto de primer ministro será ocupado por el número dos de Al-Nahda, Hamadi Jebali.

El propio Ganouchi ha renunciado a la presidencia de la República, y suenan para este puesto los líderes del CPR y de Ettakatol, con los que los islamistas negocian la formación de gobierno.

Todo un premio que ninguna de ambas formaciones desprecia. El líder del CPR, Moncef Marzouki, dio a entender que la cuestión de la arabidad puede ser el eje de la futura coalición y señaló que los islamistas «no son talibanes».