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La cara norte del Cervino se viste con las mejores galas
Intensa actividad en este cuatromil con una estrella principal: la primera en libre de la «Sebastien Gay Memorial Route» (1.000 m, M8), firmada por Roger Schäli y Robert Jasper. Patrick Aufdenblatten y Michel Lerjen-Dejmen corren en la «Bonatti»: 7 horas y 14 minutos.
Andoni ARABAOLAZA
Ya adelantábamos en una anterior crónica que el poderoso anticiclón que visitó a finales de setiembre y principios de octubre los Alpes dio pie a un impresionante movimiento en la cara norte de las Grandes Jorasses, y poníamos como ejemplo las repeticiones que se sucedieron en la vía «No Siesta». Claro está, las buenas condiciones no se dieron únicamente en la cara sombría de las Grandes Jorasses, sino también en otras como la del Cervino, Les Droites...
En esta ocasión, nos quedamos con el Cervino o Matterhorn; y es que, aparte de las visitas que recibió en ese especial periodo de estabilidad, ha acogido unas escaladas de gran calidad. Mientras que la normal de esa cara norte, la «Schmid», era la más concurrida y repetida, algunos alpinistas de élite apostaban por la aportación. Es el caso del suizo Roger Schäli y el alemán Robert Jasper.
Como suele ser habitual en estos últimos años, era el propio Jasper quien informaba a GARA de su última realización. Una actividad que ponía punto final a un reto, la «Trilogía de caras nortes», que empezó en el 2003 y ha finalizado ocho años más tarde. Un objetivo que le ha llevado a las caras nortes de las Grandes Jorasses, Eiger y Cervino; es decir, la tres nortes por «excelencia» de los Alpes.
Una pared muy difícil
La norte del Cervino es una pared que raramente presenta buenas condiciones; a las demás también les pasa lo mismo, pero ésta, según la mayoría de los alpinistas, se suele llevar el premio gordo. Además, la mala calidad de la roca y la dificultad de encontrar buenos lugares para los seguros hacen que no sean muchos los alpinistas que apuesten por este frío y sombrío paredón. Pero, como adelantábamos, gracias al anticiclón que visitó en el centro de Europa, la norte del Cervino se ha dejado un poco más.
Y esa «invitación» la han aprovechado los dos grandes alpinistas citados: Roger Schäli y Robert Jasper. Una cordada de muchos quilates y que funciona a las mil maravillas.
La actividad firmada por estos alpinistas se desarrolló el pasado 4 de octubre. Apostaron por una vía abierta hace tres años por Jean Troillet, Martial Dumas y Jean Fredriksen: la «Sebastien Gay Memorial Route» (1.000 m, F5, A2, 90º). Como era de esperar, esta cordada intentó sacarla en libre, y lo logró. Además, en estilo alpino. Y en el día, en una intensa jornada, muy rápida, de 16 horas y media de escalada.
Los protagonistas de estas líneas comenzaron por la ruta señalada, siguieron por la «Checa directísima» (abierta en 1972), continuaron por la clásica «Schmid» durante unos metros, y finalizaron por la complicada salida de la «Pitelka».
El propio Jasper nos habla de la vía escalada: «La «Sebastien Gay Memorial Route» es una vía de escalada moderna, y también una de las más grandes y difíciles escaladas alpinas. Mi objetivo era realizar una escalada mixta moderna -continúa-, como las realizadas en la «No Siesta» de las Grandes Jorasses y la «Halin direct» en la norte del Eiger. En estas paredes tienes que estar todo el tiempo muy atento a la caída de piedras y, por lo tanto, se debe escalar con mucha precaución -subraya-. Las protecciones no son nada buenas, y en eso también hay que poner mucha atención. Para mí esta escalada ha sido una de las más grandes aventuras alpinas que haya vivido».
Una de las vías más duras
Una escalada en libre (mixto) y estilo alpino y, como adelanta Jasper, se puede considerar una de las vías alpinas más duras, ya que tuvieron que superar dificultades técnicas de hasta M8. Por lo menos, los primeros 400 metros suponen el tramo clave y más comprometido de la vía.
De esta forma, el alpinista alemán finalizaba su particular trilogía de caras nortes. A la ya citada, hay que añadir la «No Siesta» (1.000 m, VI+, M8) con Markus Stoffer en el 2003, y la «Halin direttissima» (1.800 m, M8, 7a) con Schäli en el 2010.
Tres nortes emblemáticas de los Alpes, tres líneas en libre (primeras) y tres rutas de dificultad M8. Las conclusiones nos la proporciona el propio Jasper: «Mi sueño era escalar líneas directas en estas tres nortes, pero siempre combinando un estilo moderno de escalada libre. Para mí ha sido muy importante el hecho de hacer estas primeras tres rutas en libre. Me preguntaba por qué nadie lo había hecho en libre duro. Una de las causas será porque son muy peligrosas y tienes que tener cuidado con las condiciones. Pero para mí esto era un paso en el futuro del alpinismo, porque con esta experiencia la próxima generación podrá escalar mucho más rápido, entre otras, en las grandes paredes del Himalaya.
7 horas y cuarto
Por su parte, los suizos Patrick Aufdenblatten y Michel Lerjen-Demjen se comen literalmente la «Bonatti» (1.200 m, ED sup) en 7 horas y 14 minutos. Aunque no era su intención, la cordada suiza ha corrido por la «Bonatti»: «Queríamos mejorar personalmente, pero no buscábamos ningún récord. Además, no la habíamos escalado antes».
Los suizos salieron del refugio Hörnli a las 3.35 de la mañana, y una hora y media más tarde ya se encontraban en la rimaya de la cara norte del Cervino, justo en la vertical del Zmut, donde comienza la línea por terreno vertical mixto. Escalan los siete largos de la «Travesía de los Ángeles», que estaba en muy buenas condiciones. Sólo necesitaron tres horas y media para superar esta parte, y ya se encontraban en la mitad superior de la pared.
A partir de esa zona, y hasta la cima, la cordada suiza escaló en ensamble a pesar de la dificultad de la ruta.
Roger Schali y Robert Jasper se hacen con la primera en libre y en el día de «Sebastien Gay Memorial Route» (1.000 m, M8).
Jonatan Larrañaga se embolsa en menos de un mes la «Schmid» en el Cervino y la «Eslovena» en las Grandes Jorasses.
Los suizos Patrick Aufdenblatten y Michel Lerjen-Demjen escalan la vía del alpinista italiano en 7 horas y 14 minutos.
El alpinista vizcaino también quiso aprovechar las buenas condiciones que deparaban las caras nortes de los Alpes, y en menos de un mes se hizo con dos de ellas: la del Cervino por la vía «Schmid» (1.000 m, ED) y la de las Grandes Jorasses por la «Eslovena» (1.000 m, V/AI5, M6, según las condiciones que se encontró).
La primera cayó a principios de octubre. Larrañaga se ató a la cuerda con el catalán Oriol Baró y, aunque en un principio querían escalar la «Bonatti», finalmente se decantaron por la clásica de esa cara: «Leímos que unos suizos corrieron por la «Bonatti», y eso nos hizo decantarnos por esa ruta. Pero el anticiclón se retiraba y sólo nos quedaba una jornada de buen tiempo, con poco margen de seguridad. Finalmente nos metimos en la «Schmid»».
Baró y Larrañaga completaron la vía en siete horas: «La huella nos facilita el paso y nos guía hasta la segunda rimaya. Las pendientes de unos 50º-60º te pone los gemelos a tono. Vamos tirando hacia arriba rápidos, parando sólo a descansar las piernas. El hielo además es bueno. Para cuando nos queremos dar cuenta estamos a la altura de Solvay, pero por el camino incorrecto. Destrepamos y hacemos una gran travesía hacia la diagonal de la «Schmid». Vamos escalando terreno helado con algunos pasos de mixto, y eso nos deja ir escalando a pelo».
A pesar de la presencia del frío y del fuerte viento, la cordada sigue a buen ritmo superando ya secciones más complejas y expuestas. Así deciden atarse: «El hielo deja paso a la roca típica del Cervino. Montar reuniones es una misión imposible -explica-. Un guía italiano nos recomendó salir por la arista Zmutt. Cinco largos más y estamos en la arista Hornli. Cima para el mediodía».
Tras esta escalada, Larrañaga decide volver de nuevo a los Alpes, esta vez a la norte de las Grandes Jorasses. Sus compañeros serán Sergio García, Óscar Gogorza y David Pujol. El objetivo: la vía «Eslovena». Tras una nueva ventana de buen tiempo, el pasado día 23 de octubre el cuarteto escalaba esta línea abierta en 1977; al parecer, se trata de la primera de alpinistas del Estado español a esta vía.
«En menos de dos horas y media llegamos a la rimaya. Los primeros metros se hacen duros. Pero fuimos a buen ritmo, sobre todo en los 2/3 de la pared, en terreno helado con pendientes de entre 60º y algún resalte de 70º. Tras el tercer nevero la cosa se ralentiza. Escalamos tres largos de mixto de M5 que nos llevan hasta el último pilar de la pared», informa Larrañaga.
Cuatro tiradas más les llevarían hasta el collado del Croz: «El penúltimo largo fue un M6 muy expo, que me obligó a emplearme a fondo. Hacia las 5 de la tarde estamos en el collado. 6 horas nos llevó descender desde la cima. Nosotros efectuamos la salida por la segunda goulotte realizando ese largo de M6. En total, desde que salimos del refugio de Leschaux, fueron 24 horas de actividad non-stop». A.A.