Pelota Torneo del Cuatro y Medio
No se dejaron nada en la recámara
Olaizola II celebró su 32 cumpleaños logrando el pase a la final tras demostrar mayor seguridad en los momentos clave ante Barriola.
Después de presenciar el encuentro de ayer entre Abel Barriola y Aimar Olaizola, sólo se puede decir una cosa: gracias. Gracias con mayúsculas, para ser más exactos. Porque ambos contendientes realizaron una verdadera exhibición de pelota y pundonor con el que se ganaron al público reunido en el frontón Bizkaia de Bilbo.
El reglamento determinó que fuese Olaizola II quien lograse el billete para la final del próximo 27 de noviembre gracias a su victoria. Pero, si se pudiese elegir, la de ayer bien podría haber sido una verdadera final, de las que gusta ver y vivir en directo.
La pelota le debe mucho a Abel Barriola, y todos los aficionados se pueden sentir orgullosos de poder ver a un zaguero como él desenvolviéndose a las mil maravillas en un torneo más apropiado para los delanteros como es el Cuatro y Medio.
El navarro, uno de los más completos en esta disciplina, lo dio todo para poder superar a Aimar. No se dejó nada de lo que poder arrepentirse al acabar el encuentro. Pero, cuando enfrente tienes a uno de los mejores pelotaris de la historia, que además se encuentra en su mejor estado de forma, es casi imposible doblegarle.
Así ocurrió. El de Goizueta comenzó nervioso el envite, con una pasa en el primer saque del partido y otro pelotazo bajo chapa con el que ponía el 2-1 en el marcador a favor de Barriola.
El siguiente tanto puso a los aficionados en pie. Ambos intercambiaron pelotazos hasta que Aimar bajaba la pelota de aire. Abel le respondía de la misma manera y Olaizola lograba llevarla con apuros. Las dos paredes siguientes del de Leitza dejaron el luminoso en un 3-1.
SIn venirse abajo
Tras el empate a seis, Aimar se escapó en el marcador -de ahí hasta el final fue por delante en todo momento-. La ventaja no pasó de más de cinco tantos, pero sirvió para que el goizuetarra se tomase el duelo con mayor tranquilidad. O eso creía él.
Barriola no se iba a dar por vencido. Ni mucho menos. Después de haber superado la cara amarga del deporte -las lesiones de rodilla y mano que le tuvieron apartado varios meses-, el leitzarra quería volver a saborear el triunfo del sacrificio.
Logró recortar diferencias a base de desplegar su mejor nivel y artillería. En esta faceta, precisamente, logró tres tantos de saque, uno de ellos a una velocidad de 113 kilómetros por hora.
Sin embargo, cuando más se acercó en el luminoso, más errores cometió por intentar evitar el juego de su adversario. Abel mandó la pelota a la contracancha al intentar una dejada en el ancho. Pero en el 18-20 volvió a la carga con un excelente gancho. Eso le dio más motivación. Tanta, que en el siguiente tanto la pelota se le cayó bajo chapa. Y en el último tanto también se escuchó el sonido del colchón.
Las gradas se vinieron arriba y ambos, como todo el público, pudieron retirarse más que satisfechos. Uno por haber ganado y el otro por haberlo intentado hasta el último tanto.
Rubén Beloki anunciará mañana de forma oficial su retirada como pelotari profesional. El de Burlata debutó en 1992, cuando además fue campeón olímpico en Barcelona, y es el campeón manomanista más joven de la historia.
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