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Elixabete Etxeberria, Maite Huarte Arabako Emakumeen Asanblada

Policía Municipal, ¿Al servicio de la ciudadanía?

Exigimos responsabilidad y explicaciones de lo ocurrido e instamos al gobierno municipal y al alcalde a que explique si tiene conocimiento de este tipo de actuaciones

En la Asamblea de Mujeres de Araba hemos tenido conocimiento recientemente de un caso de agresión sexual a una mujer por un desconocido en una calle de Gasteiz, pero la intención de esta carta no es sólo denunciar la agresión callejera, que también, sino además, la que luego tuvo que soportar en las dependencias de la Policía Municipal.

Tras sufrir el ataque en plena calle, la mujer se dirigió de manera inmediata a las dependencias de la Policía Municipal para cursar la correspondiente denuncia. El problema fue que a la hora de tomarle declaración, el municipal de turno en vez de recoger literalmente lo que la mujer contaba, se dedicó a cambiar su testimonio. Así, donde ella decía «me agarró un hombre...», él escribía «me abrazó un hombre...», tras manifestar su desacuerdo con lo que el municipal le indicaba, éste se limitaba a decir que «agarrar con los brazos es abrazar». Además, y para colmo, en la comisaría se encontraba otra mujer que, por lo que pudieron comprobar, había sido agredida por el mismo hombre esa misma noche, y ninguna de las dos podía dar crédito cuando el policía municipal les informó de sus intenciones de que el agresor saliera antes que ellas de la comisaría.

Gracias a su insistencia, que no a la inteligencia del municipal, lograron que lo retuvieran hasta que ellas se fueran para no coincidir de nuevo con el agresor en la calle. Al preguntar al municipal qué iba a pasar con el agresor, la respuesta de éste fue que, a lo sumo, le podría caer una multa.

En sus palabras: «para que te hagas una idea, esto es como si alguien ha intentado ligar contigo de forma brusca». Sobran los comentarios.

¿Qué tipo de municipales tenemos en esta ciudad pagados con los impuestos de toda la ciudadanía? ¿No hay un mínimo de formación ni de conocimiento en la policía de lo que supone una agresión sexual ni de cómo hay que actuar ante esto? ¿Ayudan este tipo de actitudes a denunciar agresiones o echan para atrás para no sentirte doblemente agredida? No tenemos por qué consentir un trato de este tipo ninguna mujer y mucho menos cuando hemos sido víctimas de una agresión. Nos parece que ante una situación de este tipo la atención por parte de la Policía Municipal tendría que estar recogida en algún tipo de proto- colo, y tendría que ser en todo momento exquisita ante la mujer que tras sufrir una agresión sexual tiene las fuerzas o la rabia suficiente para ir a denunciarla.

Exigimos responsabilidad y explicaciones de lo ocurrido e instamos al gobierno municipal y su máximo responsable, el alcalde, a que explique si tiene conocimiento de este tipo de actuaciones, si se permiten, o si se mira hacia otro lugar.

Desde el feminismo llevamos décadas reivindicando que «las calles y la noche también son nuestras», estaría bien que esta sociedad, o cuando menos sus instituciones, se lo creyeran de una vez.

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