CRíTICA cine
«Anonymous» La corte de los líos
Mikel INSAUSTI
No siento ninguna preocupación especial por saber si Roland Emmerich es un mal o un buen director de cine, como tampoco entiendo las discusiones en los foros sobre si las películas de Michael Bay son mejores o peores que las del alemán. A mi modo de ver las cosas “Anonymous” no demuestra absolutamente nada al respecto, porque Emmerich siempre está respaldado por una gran maquinaria de producción y acaba siendo como el director de una segunda unidad de rodaje, un técnico más o menos eficaz. Y me da lo mismo que se trate de una superproducción catastrófica que, como en este caso, de una lujosa recreación de época. Todas sus realizaciones me parecen igual de impersonales y fruto de la labor de un equipo profesional que sabe lo que tiene que hacer, al margen de quien esté al frente. Si en sus títulos más taquilleros se ha escudado en los efectos especiales, en “Anonymous” se apoya en el trabajo de ambientación del departamento artístico. Por lo tanto no veo razones objetivas para que su último trabajo, por diferente que resulte en apariencia, me tenga que gustar más que otros suyos.
“Anonymous” está contando con una puntuación crítica superior a la media de la filmografía de Emmerich gracias a su brillante reparto inglés, con Vanessa Redgrave, Rhys Ifans, David Thewlis y Edward Hogg como los reyes de la función, muy por encima del resto de sus compañeros. Pero ellos cuatro solitos no se bastan para que este espectáculo isabelino se vea con agrado, pues no son más que unas pocas de las muchas figuras históricas desplegadas sobre varios tableros de ajedrez en los que se desarrollan otras tantas partidas simultáneas. La atención apenas se mantiene viva más allá del prólogo actual introducido por Derek Jacobi, pues tal es el caos narrativo de la trama conspirativa que sigue, y en la que las dudas sobre la autoría de William Shakespeare son lo de menos. A cambio se impone un folletín cortesano plagado de personajes vistos en distintos periodos mediante confusos “flash-backs”.