Dueño de minas, barcos y un astillero en Cádiz, fundador de Iberia, constructor de la Gran Vía madrileña, parte del Ensanche bilbaino y del Metro de Barcelona, propietario de empresas como Cementos Portland, una compañía naviera -construyó el «Juan Sebastián Elcano»- o el periódico «El liberal» de Bilbo, diputado en Cortes por la Conjunción Republicana (UR y PSOE), productor de armas para los alemanes... La vida del industrial de Neguri Horacio Echevarrieta (1870-1963), a pesar de su evidente trascendencia, ha pasado desapercibida para la mayoría de historiadores.

El festival Zinebi presentó ayer el documental «El último magnate», dirigido por José Antonio Hergueta y Olivier van der Zee. «Descubrimos el personaje de Horacio Echevarrieta en la investigación de otro documental sobre la Guerra Civil y vimos que antes de la guerra ya se habían construido armas en España para Alemania. Nos sorprendió la figura de este caballero que había sido todo y se había olvidado por completo. Es un personaje número uno. Él fue muy independiente, tanto que a veces cayó bien a todos y otras veces mal a todos», explicó Hergueta.

La película ha sido realizada por la productora donostiarra Sincro y es una coproducción hispano-holandesa-alemana. Entre los entrevistados se encuentra uno de los hijos del magnate, José María Echevarrieta, de 104 años, que todavía reside en Neguri. La película se centra, sobre todo, en la construcción del submarino E-1, el mejor realizado hasta aquel momento, y recupera una trama secreta del periodo de entreguerras, desvelando cómo violando el Tratado de Versalles, Alemania se sirvió del Estado español para desarrollar la tecnología militar. Para ello contaron con Horacio Echevarrieta, el hombre de moda del momento.

República y quiebra

Su vida estuvo lleno de paradojas. Siendo él republicano, triunfó con Primo de Rivera y fue muy amigo del rey Alfonso XIII, y al llegar la República comienzó el declive de su imperio. «Era un hijo de bien de Neguri, pero a la vez era un avanzado. Es anticlerical, hace apuestas por mejorar el horario laboral... es decir, dentro de los empresarios tenía una posición más avanzada, pero también causaba envidias», dijo Hergueta.

Fue el hombre más importante en la época de Primo de Rivera, «y cuando vino el cambio, se fue todo a la quiebra», dijo Van der Zee. «Nos gusta pensar que, aunque tuvo su parte oportunista, en realidad fue un hombre muy libre. Es verdad que Bilbao floreció con la guerra, pero también que hay gente que lo consume y que Horacio siempre seguía invirtiendo. Era alguien a quienno le bastaba con ganar dinero», añadió Hergueta.