El Gobierno de Grecia se enfrenta a la calle tras lograr el voto de confianza
Tras lograr el voto de confianza del Parlamento, el nuevo Gobierno griego de Lukás Papadimos se enfrentó ayer a su primera prueba de fuego en las calles de Atenas, donde decenas de miles de personas recuperaron, en el aniversario del levantamiento estudiantil de 1973 contra la Dictadura de los Coroneles, el lema «Pan, enseñanza y libertad», utilizado en la lucha contra el régimen militar, para protestar contra la política de recortes impuesta por los acreedores internacionales a Grecia.
GARA | ATENAS
Decenas de miles de estudiantes y profesores, de trabajadores y pensionistas se manifestaron ayer en Atenas contra las duras medidas de austeridad que prepara el nuevo Gobierno de coalición griego, enfrentado a su primer test social tras haber logrado el miércoles en el Parlamento un confortable voto de confianza.
Unas 28.000 personas, según la Policía, y 35.000, de acuerdo con los convocantes, marcharon por el centro de Atenas, vigilados de cerca por 7.000 agentes, para conmemorar los 38 años del levantamiento estudiantil contra la Junta Militar (1967-1974), una jornada que finalizó con enfrentamientos violentos entre grupos de manifestantes y agentes antidisturbios. La Policía empleó gases lacrimógenos y sesenta personas resultaron detenidas, informó Efe.
Las marchas conmemorativas del levantamiento estudiantil de 1973 contra la Dictadura de los Coroneles se presentaron como una advertencia al nuevo Gobierno griego de transición de que no insista en las medidas de austeridad que han ahondado la depresión económica.
«Abajo el Gobierno fascista»
Las protestas clamaban contra el nuevo Ejecutivo de unidad, apoyado por los partidos mayoritarios y rechazado por la izquierda, que logró la confianza del Parlamento griego para un mandato de 100 días, en los que pretende aplicar las reformas exigidas por sus socios europeos para seguir recibiendo asistencia financiera que evite la quiebra, y que ha supuesto la entrada de la extrema derecha en el Ejecutivo por primera vez desde la caída de la dictadura en 1974.
Así, «abajo el Gobierno fascista», fue una de los lemas recogidos por las pancartas exhibidas ayer. Un punto de vista ya expresado la víspera por un miembro disidente del ex gobernante socialdemócrata PASOK, que se negó dar su confianza al Gobierno de Papadimos. Electo por el departamento de Xanthi, en Tracia, donde vive la minoría musulmana de Grecia, Tsten Mantazi se declaró contrario a la participación en el Ejecutivo de transición del ultraderechista LAOS.
La rebelión de los alumnos de la Escuela Politécnica en 1973 contra la Junta de los Coroneles culminó ese año con un enfrentamiento con los estudiantes que habían encontrado abrigo en esa institución en la noche del 17 de noviembre, lo que causó una veintena de muertos y cientos de heridos. Los acontecimientos llevaron a la caída de la Junta Militar ocho meses más tarde y a la restauración de la democracia, con la participación de decenas de esos estudiantes en la vida política del país.
La marcha, la primera gran manifestación desde que el nuevo Gobierno asumiera el miércoles oficialmente el poder, discurrió ayer desde el Parlamento hasta la embajada de EEUU.
Se trata de un recorrido clásico desde 1974 para protestar contra la intervención estadounidense en los acontecimientos internos del país y que llevaron a que se estableciera un régimen militar.
«La Junta no terminó en 1973, levantamiento contra el Gobierno UE-FMI», se podía leer en las pancartas desplegadas durante las manifestaciones.
Marita, estudiante de 23 años de la Politécnica, estableció un paralelismo al señalar que un Gobierno que no sale de las elecciones «¿qué es sino una Junta?».
«Asesinos de los pueblos», gritaban unos 10.000 manifestantes de la confederación obrera comunista PAME ante la legación estadounidense.
Los manifestantes portaban pancartas contra el anterior Gobierno socialdemócrata y contra el nuevo Ejecutivo. «A derrocar al Gobierno de coalición», se leía en un cartel portado por los miembros de una asociación de víctimas de la tortura y la represión de la dictadura.
Unos 300 jóvenes repetían a gritos «Pan, enseñanza, libertad» y mostraban una pancarta que rezaba «1973-2011. Las juntas son derrocadas con rebeliones». «Abajo con el Gobierno de los banqueros, que se vaya el Gobierno antipopular», se podía leer en otras pancartas.
Además, este año, la comunidad universitaria está profundamente descontenta a causa de una nueva ley aprobada por el Parlamento en setiembre con los votos de tres partidos que integran el equipo de Papadimos que, además de recortar el poder de los rectores e introducir la financiación privada de las universidades, deroga la prohibición de la presencia policial en los campus, sin invitación previa de las autoridades universitarias.
Impulso a la izquierda
La oposición parlamentaria de izquierda, el partido comunista KKE y la extrema izquierda Syriza, que rechazaron participar en el Ejecutivo de unidad, multiplicaron con sus seguidores la respuesta de ayer en las calles. Para ellos, movilizados desde hace dos años en huelgas generales y manifestaciones, la conmemoración de ayer de la represión del levantamiento estudiantil de 1973, era la primera ocasión de hacer rugir la calle contra el nuevo Ejecutivo. Antes de que obtuviera la confianza en el Parlamento, la líder comunista Aleka Papariga llamó «al pueblo griego a levantarse» contra él.
De acuerdo con las últimas encuestas, la izquierda, que en Grecia no incluye al PASOK, se ha visto reforzada tras la dimisión de Yorgos Papandréu. El KKE, reprimido durante décadas al término de tres años de guerra civil en 1949, y la extrema izquierda parlamentaria representarían uno 30% del electorado, un 5% más que en octubre.
Estimando que su electorado es de «alrededor del 20%-25%», el analista político Ilias Nikolakopoulos, del Instituto Opinión, ve una «especificidad griega», al contrario, por ejemplo, de lo que ocurre en el Estado español, dónde las pérdidas del PSOE han sido aprovechadas por la derecha.
En las últimas elecciones de octubre de 2009, KKE y Syriza obtuvieron el 7,54% y el 4,60% de los votos, logrando 21 y 13 diputados, respectivamente.
«Las nuevas políticas de austeridad están volviendo a distribuir el mapa político, con el hundimiento de PASOK», que paga así haberse plegado a las imposiciones liberales, asegura Michalis Spourdalakis, profesor en Ciencias Políticas en la Universidad de Atenas.
Según Nikolakopoulos, no obstante, en el fondo la izquierda parlamentaria «juega un juego político bastante clásico», cuyo fin es de «trazar una frontera clara con PASOK para atraer» a los socialdemócratas desencantados, con vistas a las elecciones legislativas anticipadas, previstas para primavera próxima.
El Gobierno de Papadimos tiene previsto presentar a trámite en el Parlamento hoy los presupuestos para 2012, que comprenden más medidas de austeridad con nuevos impuestos y despidos en el sector público, así como privatizaciones y el cierre de empresas estatales.
Estudiantes y sindicatos de base protestaron ayer en 60 ciudades italianas contra la crisis y los recortes económicos y a favor del «derecho a la educación», el mismo día en que el nuevo primer ministro, Mario Monti, se presentó en el Senado para someter a su Gobierno a un voto de confianza.
El rescate económico a Irlanda ha obligado a su Gobierno a introducir severas medidas de austeridad en todas las áreas, incluido su funcionariado, una fuerza laboral sobredimensionada que se verá reducida en un 12% en 2015. Hasta 23.500 puestos de funcionarios serán eliminados en cuatro años para generar un ahorro de 2.500 millones de euros, anunció ayer el ministro irlandés de Gasto Público y Reforma, Brendan Howlin.
En un país que apenas supera los cuatro millones de habitantes, la cifra actual de 297.000 empleados públicos es todavía demasiado elevada, más aún si se encuentran entre los mejores pagados de la Unión Europea (UE).
El plan de ajuste del sector público busca rebajar el número de funcionarios, desde que en 2008 comenzaran los recortes, hasta 273.500 en 2015, cuando finalice el programa de ayuda a Irlanda de la UE y el FMI, cuantificado en 85.000 millones de euros. Supondrá una reducción del 12% en el número de funcionarios y un 15% de ahorro.
«No creo que afecten a servicios públicos esenciales sino a posiciones administrativas y burocráticas», señaló a Efe Alan McQuaid, economista de la consultora Bloxham. GARA
El Senado italiano aprobó ayer el recién constituido Gobierno de Italia, formado por tecnócratas y presidido por Mario Monti, quien además es ministro de Economía. Con 281 votos a favor y 25 en contra, el Senado dio el primer «sí» al Ejecutivo, que hoy deberá pasar el mismo trámite por la Cámara de los Diputados para lograr la aprobación definitiva del Parlamento.
Monti recibió el respaldo de todos los grupos, a excepción de la Liga Norte, que acusó al Gobierno de plantear un verdadero conflicto de intereses ante la relación que algunos de sus miembros puedan tener con empresas en las que han trabajado y denunció que puedan ser los banqueros quienes dicten la agenda del Ejecutivo.
Por su parte, el partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), dio su aprobación, pero vinculó su futuro apoyo a la consecución de los compromisos de reformas con la UE.
Antes del voto, durante su turno de réplica, Monti aseguró que reconoce la primacía de las instituciones políticas y, con un gran sentido de la ironía, negó que su Gobierno esté vinculado a un supuesto complot o a iniciativas de los llamados «poderes fuertes», de las multinacionales o de «súper-potencias» en EEUU o Europa, informó Efe.
Previamente, había pedido en su discurso de investidura el respaldo a su Ejecutivo de «compromiso nacional». Monti, que cree que Italia no será creíble hasta que no vuelva al crecimiento económico, aseguró que su Ejecutivo se basará en «el rigor presupuestario, el crecimiento y la equidad». Agregó que sus planes de acción para los próximos meses irán por dos vertientes al prometer medidas para que las finanzas públicas sean sostenibles, recuperar la confianza de los mercados y mantener un crecimiento duradero y equilibrado, y, apostar por modernizar las estructuras económicas y sociales del país, con especial atención a mujeres y jóvenes.
Entre las medidas que citó, y que recibieron la inmediata aprobación de los empresarios, se encuentran una reducción de los gastos que suponen para el Estado los políticos, una reforma de las pensiones y la lucha contra la evasión fiscal. Habrá, además, posibles nuevos ajustes que añadir a los planes de austeridad de 79.000 millones y 54.000 millones de euros aprobados por Berlusconi en verano, así como una reforma fiscal. GARA
Silvio Berlusconi señaló a los senadores de su partido que Monti «ha sido impuesto» por el presidente, Giorgio Napolitano, pero aseguró que su formación decidirá «por cuanto tiempo será útil para el país».
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, telefonearon ayer al nuevo primer ministro italiano, con quien coincidieron en la necesidad de acelerar las reformas económicas.
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, expresó su «plena confianza» en la capacidad del nuevo Gobierno italiano liderado por Monti de superar la crisis económica en su país.
