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TRAS LAS ELECCIONES DEL 20N

Derrotas y victorias con nombre propio

Los éxitos y fracasos de este 20N tienen cara en Euskal Herria. En algunos casos es la de los candidatos; en otros, las de los líderes políticos cuyas apuestas se ponían a prueba en las urnas. Diez nombres propios concretos permiten hacer una segunda lectura de estos resultados, y también de lo que pudo haber pasado. Ramon SOLA

PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba, del «efecto» al defecto

El batacazo de Rubalcaba tiene lectura propia también desde Euskal Herria, en la medida en que su proyección mediática, su mito se podría decir, se ha basado sobre todo en su actuación como ministro del Interior. Esta distorsión resulta habitual en el panorama español; históricamente todos los titulares de esa cartera son los ministros más valorados por la opinión pública estatal gracias a que reciben un tratamiento mediático y político totalmente acrítico, en el que los fracasos se ocultan y los logros se magnifican. Así, en su momento Jaime Mayor Oreja también aparecía como el más aclamado de los ministros del PP; tuvo que protagonizar patinazos tan sonados como llegar tarde a aquella votación presupuestaria en Gasteiz para que su figura comenzara a decaer, y hoy se le señala casi unánimemente como un iluminado.

El resultado refleja que no era tan listo ni tan eficaz como se creían en España. El «efecto Rubalcaba» ha acabado siendo más bien un defecto.

Patxi López, ni para Euskal Herria ni para Madrid

El mal resultado del PSE liquida las expectativas de Patxi López, a quien se atribuían posibilidades de dar el salto a Madrid como salvador del PSOE para la travesía del desierto que se inicia ahora. La hipótesis sonaba descabellada para la ciudadanía vasca que conoce sus limitaciones, pero debía ser real porque López ha hecho casi la mitad de la campaña en diferentes puntos del Estado, desde Asturias a Andalucía. Con él ha pasado como con Rubalcaba: el espejo vasco provoca una imagen desenfocada, agigantada, para quienes la ven desde Madrid.

En 2008 el PSE obtuvo en la CAV 430.000 votos, en 2009 bajó a 315.00 y ayer se quedó en 254.000. Con esos números, es lógico que ayer hasta sus mayores defensores admitieran que Patxi López tiene un serio problema. Y José Antonio Pastor apunta que el viaje a Madrid se cancela antes de empezar.

Jesús Eguiguren, el que avisa no es traidor

Sigue siendo presidente del PSE, pero en sus círculos cercanos perciben que su carrera política toca a su fin. Perdió la batalla interna contra el inmovilismo de Rubalcaba, López y Ares, y ahora sólo le queda el triste consuelo de haber avisado. Lo hizo primero tras el 22-M, cuando alertó de que la sociedad vasca percibía que el PSOE no estaba haciendo nada para avanzar hacia la solución. Y también hace apenas un mes, cuando echó en falta liderazgo por parte de Patxi López, y se le replicó que el lehendakari «se está achicharrando por la paz». Perdiendo, ha ganado.

PP-UPN

Antonio Basagoiti, romper el techo requiere algo más

El PP intenta consolarse de su pobre resultado en Euskal Herria con argumentos del tipo «hemos resistido frente al vendaval de Amaiur». El viernes, Antonio Basagoiti ya cerró la campaña en Bilbo con otra afirmación de sicoanálisis: la próxima vez le gustaría realizar el último acto en Plaza Barria, en el corazón del Casco Viejo. No lo decía por decir, y es que a esa hora era Amaiur quien llenaba Plaza Barria mientras que el PP se conformaba con reunirse en una cafetería del Arenal.

Los resultados han probado que efectivamente Basagoiti tiene motivos para sentirse acomplejado, o realista si se prefiere. En un momento en que el PP cabalga sobre la ola, sus números en Euskal Herria son los que son: un techo de 336.000, construido sobre todo en Nafarroa y Araba, pero muy diluido en Bizkaia y sobre todo en Gipuzkoa.

¿Pueden Basagoiti, Sémper y compañía moverse decididamente hacia posiciones centradas para romper ese techo? Tendrán que demostrarlo con he- chos. Que lo intenten siquiera otros como Alonso o Barreda parece imposible a estas alturas.

Yolanda Barcina, del tartazo al tortazo

Yolanda Barcina ha hecho la campaña colgada de dos cuestiones extravagantes, a cual más ridícula: la Transitoria Cuarta de la Constitución y los tartazos recibidos en Toulouse. Evidentemente, no era un ataque de locura, sino una doble maniobra destinada a desviar la atención sobre los temas más candentes en la opinión pública navarra: los recortes y las dietas.

Al final, sólo le ha salvado en parte la decisión de recuperar la alianza con el PP, porque el pequeño tirón hacia arriba de la victoria de Rajoy habrá compensado en parte el desgaste que llevaba consigo. En cualquier caso, UPN-PP pierde unos cuantos miles de votos, constatación a la que Barcina quiso quitar importancia ayer pero que la convierte en una mancha clara dentro del avance estatal del PP. Y por si fuera poco, ahora le quedan varias facturas por pagar: ¿Cómo actuará el PP, al que no parece agradarle nada ese gobierno UPN-PSN? ¿Y Sanz, que ya advirtió de que esa recuperada entente UPN-PP sólo servía para complicar las cosas? ¿Y el PSN, que ha quedado libre de las ataduras indirectas que provocaba tener que gobernar en Madrid?

Amaiur

Arnaldo Otegi, tan lejos y tan cerca de este resultado

Todo el camino recorrido por la izquierda abertzale en estos dos años no se puede entender sin la iniciativa de Arnaldo Otegi. Por eso, aun estando en prisión la victoria de Amaiur es suya en gran parte. Y no sólo lo saben los suyos; el número de preso de Otegi, 8719600510, lucía el domingo en la solapa de representantes de otros partidos de la coalición, y su mensaje se escuchó en el primer gran mitin de campaña, en el Anaitasuna.

En su última entrevista a GARA, en junio, Otegi apuntaba que «construir y articular una nueva relación de fuerzas es nuestro objetivo. Con la nueva estrategia en apenas unos meses ha mejorado notablemente nuestra relación de fuerzas con el Estado: en términos de opinión pública vasca o internacional, en términos electorales o ideológicos... El tiempo político corre a nuestro favor, seremos cada vez más y más fuertes». Este 20N le ha dado la razón otra vez, y ya son unas cuantas.

Urbina, Errekondo, Iñarritu, la segunda línea del éxito

Los rostros de Iker Urbina, Xabier Mikel Errekondo y Jon Iñarritu simbolizan perfectamente la irrupción de Amaiur. Con las proyecciones previas se daban por seguros cuatro diputados: dos en Gipuzkoa y uno en Bizkaia y en Nafarroa. A partir de ahí, la horquilla factible se abría hasta los ocho escaños en la mejor hipótesis. La coalición ha logrado siete al final, a cual más histórico en esos tres últimos casos: el primero en Araba (Urbina), el tercero en Gipuzkoa (Errekondo) y el segundo en Bizkaia (Iñarritu).

Su perfil aporta además un plus de juventud a la primera línea de Amaiur, conformada por gentes con más veteranía y trayectoria política como Iñaki Antigüedad, Sabino Cuadra, Rafa Larreina y Maite Aristegi.

Patxi Zabaleta, un resultado para la reflexión de Aralar

La decisión de Aralar de apostar por Amaiur se ha traducido en un resultado algo desconcertante. Respecto a Bildu, Amaiur ha avanzado más en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa que en Nafarroa, que es donde paradójicamente Aralar es más fuerte y por tanto podía aportar más. La dirección de Patxi Zabaleta tendrá que analizar otra contradicción paralela: la apuesta por Amaiur provocaba más reticencias internas en la CAV (tres de sus cuatro parlamentarios en Gasteiz discrepaban) que en Nafarroa (donde los desmarques eran de menor nivel).

Por todo ello, el resultado puede ser algo agridulce para Zabaleta y obligará a una cierta reflexión sobre el futuro. Además, será complejo compatibilizar cosas como formar parte de Nafarroa Bai en el Parlamento navarro y de Amaiur en el Congreso, aunque también es cierto que durante su historia Aralar ha conocido -y sobrevivido- a todo tipo de coaliciones.

PNV

Iñigo Urkullu respira y coge fuerza ante el timón

Los nervios con que ha afrontado el PNV esta campaña, plasmados en sus estridentes declaraciones contra Amaiur, tenían su explicación. Perder la primacía ante Amaiur podía ser un pequeño disgusto, pero quedarse sin grupo en Madrid hubiera resultado dramático. Además, habría confirmado una curva electoral descendente en los últimos años. Y, por último, hubiera dejado muy tocado a Iñigo Urkullu en un momento en que ya estaba confirmado como único candidato para seguir liderando el EBB cuatro años más.

Los 323.517 votos sumados en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, junto a la parte correspondiente de Geroa Bai imposible de cuantificar, son un buen resultado que borra todos esos nubarrones de un plumazo. Queda la duda de a quién hubiera atribuido la dirección del EBB un fracaso electoral, pero hay datos para pensar que se iba a tratar de culpar a las direcciones de Gipuzkoa y Araba -el sector más abertzale- con el discurso de que no ha- bían sido suficientemente tajantes contra Bildu y Amaiur.

Geroa Bai

Uxue Barkos, imán de un nuevo agente político

El resultado de Geroa Bai demuestra que lo que en su día surgió como operación político-mediática coyuntural ha tomado vida propia, en torno exclusivamente a la figura de Uxue Barkos. En la revalidación de su escaño han intervenido múltiples factores, algunos de ellos curiosos y hasta jocosos; así, en ``Diario de Navarra'' deben estar tirándose de los pelos por haber dado tanta cobertura a Barkos con la clara intención de erosionar a Amaiur, ya que finalmente la pagana ha sido UPN-PP.

El «divide y vencerás» contra los abertzales deja de funcionar cuando tienen más de 90.000 votos, según se demostró en mayo y se confirma ahora. A partir de ahí, queda ver si estas dos corrientes son capaces de lograr sinergias y avanzar más.

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