Ayer en los medios de la derechona continuaba la polémica en torno a la posible exhumación de los restos del último dictador español.

«La Razón», que anteayer aparentaba que el asunto no le incumbía pero mostraba que en realidad no le gusta nada, ayer titulaba en primera «Franco no se mueve». Tranquilizadora noticia. Y a continuación explicaba que la Fundación Francisco Franco «asegura que el Valle es una propiedad privada y cifra en 130 millones los cambios en el mausoleo». Ya, es una propiedad privada pagada con dinero público y construida con el sudor y la sangre de los prisioneros del fascismo. Pero «La Razón» sabe de buena fuente, la del abogado de la Asociación Valle de los Caídos, que «la última palabra la tiene el abad de la Basílica y la familia». Y claro, «tal y como informó Fray Anselmo a este periódico, su decisión está `supeditada a la de la familia'». Pero, por si no fuera suficiente, «según el presidente de la Fundación Francisco Franco, Jaime Alonso, la inmovilización del cadáver de Franco está sustentada en otros motivos (...) todo el área perimetral del Valle de los Caídos es basílica, lo lque significa que pertenece al ámbito eclesial» Y, casualmente, la Iglesia está de acuerdo con la familia del dictador, ¿o no? El segundo motivo es que «sólo la Comunidad de Madrid podría ser competente, no el Estado», y servidora cree que, dada la sensibilidad de la presidenta de esa comunidad, también será partidaria de respetar la voluntad de la familia del golpista del 36.

Y hablando de presidentas que hacen alarde de sensibilidad y que no se molestan por la simbología de lo que unos llaman época de extraordinaria placided y otros simplemente fascismo, sino que incluso los fomentan , «Abc» obsequiaba ayer con una flecha hacia arriba a Yolanda Barcina, presidenta de Nafarroa, en su sección Protagonistas. Decía el de Vocento que «Su denuncia de que Bildu se sale de las reglas de la democracia con su ausencia en el acto de homenaje a la Fuerzas de Seguridad porque `no son pilares democráticos' vuelve a evidenciar la esencia de la izquierda abertzale». Según Barcina y «Abc», para ser no salirse de las reglas de la democracia hay que pasar la bayeta al charol de la Guardia Civil. ¿No se les ocurrirá a estos demócratas reglamentarios preguntar a las miles de navarras y navarros que han padecido los métodos «democráticos» de los homenajeados?