Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Sin perdón
La prensa de derechas utiliza el tirón mediático de los actores de cine para meterse con ellos a nada que se comprometan o se pronuncien ideológicamente. Cada vez que Willy Toledo abre la boca recibe un aluvión de críticas, y no pararán hasta dejarle sin trabajo. Con Viggo Mortensen lo van a tener más difícil, porque su éxito internacional le protege y le permite pronunciarse sin cortapisas.
El actor neoyorquino con la doble nacionalidad argentina se ha limitado a mostrarse coherente en sus declaraciones a propósito de la obra de teatro que representa estas fechas en Madrid. Se trata de «Purgatorio», original del chileno Ariel Dorfman, el mismo celebrado autor de «La muerte y la doncella».
Si en aquella función era la tortura la que copaba el protagonismo, en esta otra es el tema del perdón, tratado también bajo la perspectiva histórica de los procesos políticos a los que se busca una salida no traumática.
Lo que Viggo Mortensen ha venido a decir es que el perdón no puede estar condicionado, ya que no se le han de exigir o imponer condiciones a quien lo pide públicamente por hechos pasados debidamente asumidos. Ha bastado tan lógico y comprensible razonamiento para que se le lancen a la yugular los que siempre buscan sangre, con o sin actividad armada de por medio.
Es obligado aclarar que no hay ningún oportunismo coyuntural en la programación de «Purgatorio» para coincidir con el alto el fuego declarado por ETA. El estreno se ha ido retrasando desde hace varios años, e incluso estaba previsto que Mortensen formase pareja sobre el escenario con Ariadna Gil, que es su actual compañera sentimental. Finalmente, la actriz que la sustituye es Carme Elías.