A Steven Spielberg le va muy bien pasando las películas que produce por el filtro del cine familiar ochentero, así que cuando se planteó en DreamWorks la posibilidad de adaptar el relato fantástico de Richard Matheson «Steel», escrito para la serie de televisión de Rod Serling «The Twilight Zone», propuso reconvertirla en un melodrama pugilístico al estilo del clásico «Campeón», con la relación entre padre boxeador e hijo abandonado como elementos que hicieran la película apta para todos los públicos.

El resultado es un producto infalible en la taquilla, que resulta tan entretenido como emotivo. Hugh Jackman está magnífico en el papel del boxeador retirado que recupera la perdida relación paternofilial, al compartir con su hijo la pasión por los combates entre robots. Son máquinas que sustituyen a los humanos sobre el ring, porque en el futuro el espectáculo de masas demanda mayor violencia.