Nafarroa es una nación muy vieja, cuya historia se remonta mucho tiempo atrás, cuando no existían las fotos y sólo de un puñado protagonistas han quedado retratos. La única forma de adentrarse hasta los tiempos de la independencia ha sido la fantasía. Ahora, dos dibujantes han puesto cara a todos esos personajes, desde la ironía o la recreación histórica. El viñetista de GARA, Tasio, y el ilustrador Martintxo acaban de publicar sendos cómics con los que por fin se ha vestido con imágenes un pasado que se ha mantenido durante largo tiempo oculto y, en muchas ocasiones, ocultado.

«La invisibilidad es una estrategia de dominio», comenta Anjel Rekalde, el hombre que le puso el guión a Tasio para que dibujara el libro «Euskal herriaren historia nafarra», que acaba de salir de la imprenta. «El dominio de los hombres ha hecho invisibles a las mujeres en la historia e igual pasa con los pueblos indígenas y quienes pierden las guerras», continúa Rekalde.

«Nos las inventamos»

El portavoz de Nabarralde sostiene que, en Euskal Herria, también se ha practicado esa estrategia. «Nos han derribado los castillos y muchos de los libros han ardido. Y sin irse tan lejos, también en tiempos de Franco, el gobernador civil de Bizkaia prohibía hasta las esquelas en euskara. Hasta el `Goian bego' lo borraron. Siempre ha sido así. Cuando se descubre una tumba siempre son visigodos o francos o romanos. Nunca vascos», se lamenta Rekalde. Sin embargo, tanto él con Tasio, como el historiador Joseba Asirón con Martintxo, han llegado a la misma conclusión: «Si no tenemos imágenes, entonces nos las inventamos».

«1512. Nafarroa, el sueño roto» (Elkar), el cómic dibujado por Martintxo, tiene las dimensiones de un tintín, pero el dibujo es bastante más realista y con alguna imagen bastante cruda. Bajo una apariencia de libro infantil, pronto se descubre que está más bien orientado a los adolescentes y -¿por qué no?- también a los adultos. Por el público y el aire tétrico del inicio, se lo podría emparentar con el cómic alternativo americano de firmas como Vértigo, aunque su contenido sea de carácter épico. Martintxo y Asirón se han atrevido a poner cara a personajes históricos casi de leyenda. Así, vemos a un rey Johan de Albret de ojos tristes o a un Mariscal don Pedro como un hombre barbado de rostro bonachón, pero enérgico, embutido perpetuamente en su armadura. El rigor histórico que aporta Asirón ha permitido también rescatar del olvido no solo a los más conocidos, sino a otros personajes con nombre propio, como Petri, el jefe de los roncaleses que se atrevió a hacer frente con 300 hombres a la columna de 13.000 que comandaba el Duque de Alba, a Carlos de Mauleón, a los nobles que se hicieron fuertes en Amaiur y a muchos otros.

El eje central es la conquista, historia que arranca con la contienda entre agramonteses y beauamonteses. La narra en primera persona uno de los hermanos de Francisco de Javier, cuando, ya anciano, empieza a recordar su juventud. Esta perspectiva les permite abordar los de armas que comenzaron en 1512 con elipsis que dan la posibilidad de abarcar los 18 años de guerras y levantamientos en Nafarroa Garaia. Aunque, en unos meses, se cumplirán los 500 años de la rendición de Iruñea ante el impresionante ejército del Duque de Alba, no es del todo cierto que en 1512 se produjera la conquista total. Cuatro años después, Pedro de Navarra, el mariscal del Ejército navarro, protagonizó un importante levantamiento. Finalmente, este intento de reconquista acabó siendo frustrado y Pedro en prisión, donde murió. Posteriormente llegó la batalla de Noain, en 1521, que fue la que definitivamente rompió las esperanzas de recuperar el territorio perdido y, también, la gesta de Amaiur. El protagonista novelado por Martintxo y Asirón siguió de cerca en todos los acontecimientos, logrando así aunar muchas historias en una sola.

99 píldoras para abrir el apetito

Tasio llevaba dos o tres años dándole vueltas al proyecto que le presentó Rekalde. Al final, ve la luz en vísperas del centenario. El viñetista de este periódico no se prodiga mucho en libros. Hace diez años que no presenta un tomo en solitario. «Yo me planteo estas 99 viñetas que hemos publicado como 99 píldoras para despertar el hambre de la gente de saber más sobre su historia», explica Tasio. Cada imagen del dibujante va acompañado de un acontecimiento histórico y -a diferencia del cómic de Martintxo, que se centra en un período concreto- el de Tasio arranca con una pintura rupestre de un cazador con txapela y termina con una página en blanco para que los vascos escriban su propio futuro . «A todo lo que ocurrió se le puede dar la vuelta. A mí me parece que a algunos personajes han vivido siempre; con cambiarles el ropaje servirían para una etapa o para otra». Para el dibujante de Sesma, además, «tomarse la historia siempre de mala leche que nos siente mal. Con humor e ironía ganamos perspectiva y podemos darle un poco la vuelta».